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De Speedmaster a Moonmaster: de cómo Omega llegó a la Luna y salvó “La misión”


 |  14 junio, 2019

“Para todos los astronautas, el tiempo debe ser muy preciso y confiable”.

Imagine tener frente a usted al hombre que probó, escogió y vio llegar el primer reloj mecánico al espacio y luego a la Luna enviado por la NASA; un astronauta responsable de las pruebas de todo el equipo que llevó al hombre a la expedición más larga tripulada hasta hoy y jamás superada.

En esta ocasión, pude compartir una plática con Jim Ragan, ingeniero de la NASA apodado “el nombre detrás del Moonwatch”; y con Gregory Kissling, actual jefe del departamento de Creación de Producto de Omega, quien, como dijo el presentador: “Probablemente sabe todo de la historia de Omega, especialmente lo referente al Speedmaster”.

No hay que olvidar que la NASA siempre se ha caracterizado por los mayores estándares de calidad en todo lo que usa, pues la precisión es, sin duda, el elemento de la conquista, la previsión de lo que pueda suceder, la garantía de vida y éxito de cada misión. Y así fue con la relojería mecánica: si todo “se apaga, si se pierde la comunicación” etcétera, en pocas palabras, si las computadoras juegan a desaparecer, lo único que quedaría sería la inteligencia y habilidad de los astronautas y la precisión de un reloj que, sin gravedad, pudiera ayudarles de manera exacta a calcular el tiempo, elemento esencial para viajar por el espacio, entrar en la atmósfera y conocer la cantidad de combustible para la distancia a recorrer.

Así fue como el reloj mecánico debía subir, y compitiendo con varios, precisamente Jim Ragan fue quien los probó y se decidió por los Speedmaster de Omega. Por cierto, un reloj creado en su nombre y con funciones como el taquímetro, para unirse al ambiente de los automóviles, pero resultó mucho más rápido y emocionante el demostrar que no solo podía con la velocidad de las pistas, sino con la necesaria para llegar a la Luna… En la NASA, en este panel (lugar donde uno presencia la historia pasada y futura, y donde se admira toda posible inteligencia y sentimiento del logro humano) nos comentan la historia quienes la vivieron y conocen la actual. El astronauta Jean-Francois Clervoy, veterano de misiones en transbordadores espaciales, modera esta amena charla, única en razón de los 50 años de haber llegado a la Luna.

Jean-Francois Clervoy: Gregory, entiendo que al principio el Speedmaster fue ideado para los pilotos de carreras. ¿Cuál fue el espíritu del diseño cuando el reloj se utilizaba en las carreras?

Gregory Kissling: El primer Speedmaster, que recibió el apodo de “Broad Arrow”, fue lanzado en 1957. En términos de diseño, fue el primer cronógrafo en incorporar la escala taquimétrica en el bisel. Por lo tanto, la esfera estaba limpia para mejorar la legibilidad del tiempo y de la función del cronógrafo. Sin embargo, el Speedmaster no fue desarrollado para los astronautas, sino para los pilotos de carreras. Vale mencionar que en 1957 Omega lanzó Trilogy, que incluía tres relojes para los profesionales. El Seamaster 300, para los buzos, capaz de resistir la inmersión hasta los 300 metros. El Railmaster, capaz de resistir campos magnéticos de hasta 1.000 gauss (actualmente puede resistir 15 veces más), y el Speedmaster. Unos años más tarde, en 1962, llegó la segunda generación del Speedmaster. Uno de los principales cambios en términos del diseño fue el bisel. El acero inoxidable fue reemplazado por el bisel de aluminio negro, para mejorar la legibilidad de la escala taquimétrica. Éste fue el primer reloj Omega utilizado en el espacio, gracias al astronauta Wally Schirra.

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JFC: ¿Cómo fue que este reloj ideado para las carreras de coches acabó en el espacio?

Jim Ragan: Empecé a trabajar en la NASA al principio del programa Gemini. Tras una entrevista con Deke Slayton, me contrataron para preparar el equipo de la tripulación. Entonces, mi primer trabajo fue buscar relojes, porque en aquellos días los astronautas no los recibían. Por lo menos dos o tres de ellos fueron a comprar sus propios relojes porque no les agradaba el cronómetro digital. Wally y Deke Slayton fueron de los que se compraron los relojes, y volaron con ellos. Fue su propiedad privada, no del Gobierno.

JFC: ¿Cuántos de los primeros siete volaron con Omega?

JR: Por lo menos tres.

JFC: Desde el momento del primer Speedmaster en el espacio hasta que fuera calificado por la NASA de manera oficial, ¿cuál fue su evolución?

GK: A finales de 1963 llegó la tercera generación. Exhibía una caja simétrica y el calibre 321. También fue usado por el último hombre que pisó la Luna: Gene Cernan. Aquí todavía tenemos el reloj que fue usado en la misión Apolo 17. En términos del diseño, agrandamos los pulsadores del reloj. Un año después llegó la cuarta generación del Speedmaster, con el principal cambio en el cuerpo de la caja. En el reloj, a las 3 h, se puede ver que la banda de la caja es de tipo asimétrico, a fin de proteger la corona y los pulsadores. Aparte, por debajo del nombre Speedmaster en la esfera del reloj, podemos apreciar la palabra “profesional”.

JFC: ¿Cómo lograron certificar este reloj por la NASA, para el uso en el espacio, adentro y afuera?

JR: Efectivamente, adentro y afuera. Cuando pregunté a la tripulación qué requerían, entendí que necesitaban un cronógrafo porque querían medir el tiempo con precisión. Deke Slayton elaboró una lista de requisitos, y pidió que cualquiera que tuviera una oferta, la presentara.

JFC: ¿Nos podrías dar unos ejemplos de las pruebas?

JR: Entre los factores importantes se encontraban la vibración y el vacío térmico. Esto determinaba cuál marca entraba en la categoría y cuál no. Nos decidimos por cuatro candidatos. Empezamos con las pruebas, y así fue que me quedé nada más con Omega. Aparte de las pruebas que realizamos, también entregamos estos relojes a los astronautas pidiendo su opinión, para que me indicaran cuál les gustaba más, aunque no quería tener esta información antes de concluir las pruebas. Así, ellos tenían un conjunto de relojes, y yo trabajé con el mío. Los sometimos a 10 diferentes ambientes, algunos de los cuales fueron completamente irreales, “plus o minus” 250 grados Fahrenheit o un vacío térmico se contaban entre los ambientes difíciles para un reloj. Omega pasó todas las pruebas y, en ese momento, antes de anunciar qué reloj pasó las pruebas, regresé con los astronautas y les pedí su evaluación. Afortunadamente Omega les agradó más, así es como fuimos a comprar los relojes Omega.

JFC: ¿Cómo evolucionamos de los relojes de entonces al reloj que utilizan hoy en día los astronautas?

GK: Entre 1957 y 1965, Omega lanzó estas cinco diferentes referencias, todas con el icónico calibre 321. Después, en 1968 llegó una nueva generación, y hubo un gran cambio en el movimiento. Implementamos el calibre 861, aumentamos la frecuencia de 2.5 a 3Hz, reemplazamos la rueda de pilares por el mecanismo de leva para la función del cronógrafo y para que sea más industrial. Después, en 1997, reemplazamos el Moonwatch.

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JFC: ¿Todos los miembros tienen este reloj?

GK: Sí. Un año después salió el Speedmaster X33, de igual manera certificado y calificado por la NASA. De hecho, el producto fue lanzado dentro de la estación MIR en 1998. Unos años después llegó la evolución del X33, llamado el Skywalker, que representó una muy linda colaboración con la Agencia Espacial Europea.

JFC: Una anécdota sobre el nombre. En Omega me preguntaron cómo quería que se llamara el reloj. Pensé en Astro timer, por su función avanzada del temporizador. Pero Astro timer es muy común en muchos nombres. Y se me ocurrió Skywalker.

 Regresemos a la misión Apolo 11. Pensando en la experiencia de los astronautas, ¿cómo usan estos relojes?

JR: Nunca conocí a un astronauta a quien no le gustara este reloj. A todos les encantó. La misión Apolo 11 fue sin duda muy diferente: el primer alunizaje. Los relojes les servían de apoyo de reserva. Cuando se perdía la comunicación con Houston, ellos tenían una pantalla digital pequeña, pero no siempre era confiable. Así que se ponían sus trajes, se alistaban para salir, prendían los timers para llevar el control del tiempo, se colocaban sus casos y salían.

Creo que los llegaron a usar una o dos veces. Confiaban mucho en los relojes para sincronizar tiempos. El evento más famoso fue la misión Apolo 13. Debido a varios problemas, la nave tuvo que ser apagada. Usaron su Omega para cronometrar el tiempo que los motores deberían estar encendidos para la maniobra de alinear correctamente el módulo espacial en su trayectoria de reentrada en la atmósfera terrestre. Tenían que ser 14 segundos exactos. Con el reloj, midieron estos 14 segundos exactos y regresaron bien a casa.

JFC: Por eso siempre vamos a necesitar un reloj así en el futuro.

JR: Por supuesto, siempre.

JFC: En este aniversario de 50 años, ¿cómo celebró Omega su Moonwatch, constantemente usado por astronautas en la Luna?

GK: Omega celebró con una cena de gala en Houston, el 26 de noviembre del 1969. Invitaron a la tripulación de la misión Apolo y a algunas celebridades y políticos. Aprovecharon esta oportunidad para presentar el primer Speedmaster, que se vestía de oro. Fue una edición numerada, así que el número uno se entregó al presidente Nixon. Pero debido al valor del regalo, no pudo aceptarlo y el reloj fue devuelto.

Como estamos celebrando el cincuentenario, decidimos volver a hacer el Speedmaster en oro inspirado en el año 1969. La idea fue conservar el poderoso ADN de ese Speedmaster, pero incorporando las tecnologías actuales, los nuevos materiales, y también el nuevo estándar de calidad. Comenzaré con una aleación de oro amarillo bautizada como Moonshine™ Gold. Está inspirado en el brillo de la Luna, con este ligero tono amarillo, más pálido. La idea fue desarrollar una nueva aleación de oro con una elevada resistencia a la pérdida de color y brillo, gracias a su composición. Así que es una aleación con oro de 18 quilates que contiene el oro puro, la plata, el cobre y el paladio.

JFC: ¿Y la mayor precisión? Seguimos con el bisel, que es un elemento del diseño clave. Lo puedes reconocer desde lejos. Por supuesto, queríamos volver a hacer un bisel color burdeos, pero de otro material. En vez de usar el aluminio, el material que se empleó para construir el bisel fue la cerámica. Es muy difícil de producir, primero tuvimos que encontrar una composición correcta. Después, gracias a la tecnología láser, grabamos una escala de taquímetro. Queríamos tener esta escala en oro, por eso recurrimos al proceso de electroformado, y luego al acabado en la superficie superior. Esto es para el bisel.

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La parte trasera del reloj es impresionante, gracias a su caja transparente. Puedes apreciar la belleza del movimiento nuevo. Adicionalmente, por debajo del cristal de zafiro tenemos la rueda interior manufacturada en oro. Tomamos una porción de la Tierra con una vista aérea del lugar de lanzamiento del cohete de la misión Cabo Cañaveral. Y se ha incrustado un fragmento de meteorito lunar en forma abovedada que representa a la Luna por debajo del zafiro. La proporción entre la representación de la Tierra y su satélite es de 3,67 a uno, es decir, exactamente idéntica a la real. La carátula también está elaborada en oro de 18 quilates Moonshine™ Gold. Por esta razón, cerca de la leyenda “Swiss Made” podemos encontrar las letras OM, que significan oro macizo en francés. Aplicamos el logo Omega vintage, y luego, gracias a las piedras grises de ágata, pudimos incorporar los índices en ónix negro y después el movimiento. Es un nuevo calibre de Moonwatch, lo que significa que reemplazamos 50% de los componentes. El movimiento es resistente a campos magnéticos hasta de 15,000 gauss. Incrementamos la exactitud que actualmente se encuentra entre 0 y 5 segundos por día, gracias al Escape Co-Axial (entre otras tecnologías), el reloj incorpora un nuevo movimiento Master certificado por METAS, el Instituto Nacional de Metrología de Suiza.

JFC: ¿Sabe que cualquier miembro de la tripulación, sin importar la nacionalidad, sea canadiense, europeo, japonés, estadounidense o ruso, recibe de parte de la Agencia Espacial Rusa dos relojes Omega: uno mecánico y otro Skywalker? Es el reloj oficial que se usa a bordo de la ISS, también en la Agencia Espacial Europea.

JR: Cada pieza en la NASA cuenta con su número de serie, ya que fue propiedad del Gobierno y lo tenían que devolver. El Instituto Smithsoniano fue el beneficiario de estas piezas. Creo que tienen alrededor de 70, conservan cada reloj utilizado en la Luna, excepto el de Buzz Aldrin.

JFC: ¿Podemos comentar sobre la prueba de choque que fue bastante agresiva?

JR: Fue terrible, imagina que golpeas la mesa o un pedazo de concreto con toda tu fuerza. Pero lo que en realidad representó un factor decisivo, fue el vacío térmico.

Así, Watches World, desde el corazón del lanzamiento de misiones espaciales que ya miran hacia Marte, vive una de las grandes historias relojeras, una donde se llega a la Luna, se salvan vidas humanas, se contrasta la tecnología de procesamiento de datos y comunicación; la electricidad y la velocidad; se verifica la exactitud mecánica de un reloj que solo necesita cuerda para mostrar la hora y contar cualquier cantidad de tiempo de manera precisa a la computadora. Por eso, a 50 años de que el Speedmaster recibiera el sobrenombre de Moonwatch, entendemos por qué no solo de capacidad de cómputo y conectividad vive el hombre de hoy en día en su sociedad.  El reloj pasó la prueba en la Tierra y la tripulación regresó a la Tierra gracias al reloj trabajando en el espacio.

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Comunicóloga especializada en medios impresos y electrónicos. Escribir me apasiona tanto como la alta relojería con su preciso y encantador tic-tac.



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