El primer tourbillon central en la colección principal de Roger Dubuis, estético y funcional, parece crear un efecto gravitatorio que atrae en torno suyo una singular sinfonía de órbitas circulares.
Con un pie en el pasado y uno en el futuro
La manufactura Roger Dubuis, fundada en 1995, se caracteriza por buscar formas siempre innovadoras para unir la alta relojería tradicional con una estética expresiva y contemporánea. Esto lo logra combinando tecnología de punta con artesanía tradicional y una actitud atrevidamente disruptiva. La prueba fehaciente de su savoir-faire la constituye el Poinçon de Genève, uno de los sellos más exigentes en la alta relojería, que solo se otorga a unos 24,000 relojes de los 20 millones producidos en Suiza cada año.
Hyper Horology, o hiperrelojería, es la atrevida invención de Roger Dubuis que expresa su obsesión sin límites por concebir, diseñar y dar forma al futuro de alta relojería, y que se manifiesta en cada uno de sus relojes, sin que el nuevo Orbis in Machina, limitado a 28 piezas, parte de la colección Hyper Watches, sea la excepción.
Al centro, un monotourbillon volante pulsando a 21,600 vph
Un importante elemento de la filosofía de la Maison es extraer inspiración del pasado y transformarla en mecanismos modernos. Así, el Orbis in Machina (DBEX1119) basa su tornillo selector en los antiguos componentes Ébauche de la alta relojería, lo que permite colocar el mecanismo de cuerda y ajuste al fondo del movimiento, liberando espacio para la manecilla de las horas. Al mismo tiempo, el reloj es verdaderamente innovador, pues ostenta un tourbillon volante central.
En el nombre del reloj, “Orbis” es tanto un guiño a la naturaleza giratoria del tourbillon, como a los círculos concéntricos de la carátula; “Machina”, por su parte, hace referencia al calibre mismo, concretamente al brillante tourbillon. Por cierto, la casa Roger Dubuis es bien conocida por la icónica manufactura de tourbillons, habiendo desarrollado su propia línea de movimientos tourbillon a lo largo de más de 20 años.
Con 283 componentes, 29 rubíes y 19 técnicas de acabado a mano, el calibre RD115, de cuerda manual, posee una rueda de balance de inercia variable y una reserva de marcha de 72 horas. Su tourbillon volante (todos los tourbillons de Roger Dubuis desde 2003 son volantes) tiene una posición central, a diferencia de la ubicación a las 7 horas, que es tradicional de la Maison. Ello supone retos adicionales, por ejemplo, encontrar una forma adecuada para mostrar las manecillas, además de redistribuir los elementos del movimiento alrededor del tourbillon.
En torno al monotourbillon, una sinfonía circular
La carátula del Orbis in Machina es una sinfonía de círculos concéntricos con decoración multinivel, lo que crea una suerte de efecto gravitatorio diseñado para atraer al portador al centro, donde, como hemos dicho, se encuentra el tourbillon volante, cuya caja inferior está construida con titanio antimagnético, mientras que la caja superior está construida en Cobalto-Cromo con acabado de espejo.
Allí se encuentra la manecilla de los segundos, y yendo hacia afuera, en círculos concéntricos de oro rosado y gris, los minutos y las horas, con manecillas volantes en trabajo abierto montadas sobre rodamientos de bolas. Ello requirió la invención de un sistema (con patente pendiente) para desconectar las manecillas con seguridad mientras se ajusta la hora del reloj.
La caja (de 45 milímetros) y el bisel están hechos en oro rosa de 18K y, con su cristal de zafiro, confieren una hermeticidad de 50 metros. La caja, con fondo transparente de cristal de zafiro, ofrece una espectacular vista del movimiento, y está montada en una correa de piel de becerro negra con broche de oro rosa y titanio.