Las carátulas blancas, negras y azules han dejado de reinar solas. Ahora tienen mucha y muy buena compañía. Lo mismo puede decirse de los oros de diferentes tonalidades y de los metales blancos, así como de las correas negras, cafés y azules. Las compuertas de la audacia cromática se abrieron por completo este año. Y la corriente que liberaron ha refrescado a todo el sector relojero, prácticamente sin excepción.
Cierto, el uso del color en la relojería no es algo exclusivo de esta época ni mucho menos. Pero algo ocurrió en 2022 que la industria apuntó de manera uniforme hacia esa tendencia. Era algo que se venía gestando desde hace algunos años y que ahora se aceleró. Sin duda lo hizo bajo la influencia de una relajación generalizada de los estrictos códigos del lujo ante la irrupción del streetwear. La pandemia también ha tenido algo que ver en esta distensión y búsqueda de otro tipo de experiencias vitales más libres y alegres, y menos acartonadas.
Revolución cromática
Las marcas han hecho un gran trabajo para inyectar a sus piezas de color, ya sea en la carátula, la caja, el bisel, la correa o en todos estos elementos a la vez, sin olvidar el movimiento. No hay una ganadora, porque no es una competencia, pero algunas firmas apostaron más fuerte por esta revolución.
Un caso claro es el de Omega y su colección Aqua Terra, con 10 tonos de carátulas que representan la transición del agua a la tierra: azul atlántico, verde bahía, arenisca, azafrán, terracota, azul marino, verde laguna, piedra de arena, rosa caracola y lavanda. La Casa también le dio una terapia de color a sus modelos Constellation Aventurine, Constellation 28, Speedmaster ’57 y hasta al Seamaster Professional Diver 300M, que estrenó una carátula verde oscuro.
Justamente el verde, cuyo uso se ha incrementado desde hace un par de años, apareció en varias novedades destacadas de 2022. Una es el Polaris Date, de Jaeger-LeCoultre, con gradiente de color que va del verde oliva claro al verde selva.
Otra es el Reloj de Aviador Cronógrafo Top Gun Edición “Woodland”, de IWC Schaffhausen, con una caja de cerámica verde oscuro y la carátula y la correa del mismo tono. IWC es el ejemplo perfecto de la fiebre cromática de este año, pues colaboró con el Pantone Color Institute para definir con la mayor precisión cinco tonalidades: IWC Jet Black, IWC Ceratanium, IWC Mojave Desert, IWC Woodland e IWC Lake Tahoe.
Desde las alturas de la Alta Relojería, Patek Philippe lanzó no una ni dos, sino hasta tres piezas en verde oliva: la referencia 5270P, la referencia 7130R para dama y la referencia 5205R. Piaget presentó los deslumbrantes Polo Date y Polo Skeleton verdes. Y qué decir de Rolex, que nos puso a soñar con el Oyster Perpetual GMT-Master II verde y negro para zurdos.
¡Viva el púrpura!
En las menciones honoríficas tenemos que incluir a TAG Heuer con dos ediciones limitadas que volaron. Una es el Carrera Red Dial Limited Edition, con un increíble color rojo que se extiende a la rueda de pilares del Calibre Heuer 02. La otra es el Monaco Purple Dial Limited Edition, una de las versiones más atrevidas que recordamos del icono cuadrado.
El lanzamiento de varios relojes púrpuras durante 2022 fue una de las muestras más claras de la apertura del sector a nuevos colores. De nuevo, no es la primera vez que vemos piezas en esta tonalidad, pero sí que varias firmas las presentan en un mismo periodo. En esta coincidencia es muy posible que haya contribuido el que el color del año sea el 17-3938 Very Peri, “una viva tonalidad de azul bígaro con un matiz rojo violáceo”, según la definición de Pantone.
Audemars Piguet, Chronoswiss, Seiko, Czapek & Cie, Nomos, Roger Dubuis y Urwerk son algunas de las firmas que dieron a conocer relojes total o parcialmente púrpuras. Como siempre, Hublot fue un paso más allá con el Big Bang Tourbillon Automatic Purple Sapphire, para el que desarrolló una caja de zafiro sintetizado en un color inédito hasta ahora: el violeta translúcido. Además, lanzó el Big Bang Unico Summer Purple en aluminio con un look completamente monocromático.
Lujo cool y relajado
Breitling dio un paso adelante en esta tendencia. El rediseño de sus líneas Navitimer y Superocean tuvo dos características clave: más tamaños y más colores. Georges Kern, el CEO de la marca, es uno de los principales promotores del lujo cool y relajado, más proclive al surf que a las alfombras rojas. Así es que la Casa apostó por el naranja, el azul hielo –una microtendencia, al igual que el púrpura–, el verde menta y el cobre, en una estrategia dirigida a atraer a las nuevas generaciones.
Por su parte, Oris ha sido consistente en su uso intrépido del color desde hace algún tiempo, y este año no ha sido la excepción, con el regreso de sus modelos Cotton Candy en azul cielo, verde salvaje y rosa lápiz labial. Casi cada lanzamiento de esta marca nos tiene reservada una sorpresa colorida.
La lista es larga, pero otros modelos que hemos elegido para representar la fiebre del color son el Luna Magna Ultimate II, de Arnold & Son; el BR 05 Copper Brown, de Bell & Ross; el Santos Dumont, de Cartier; el Tourbillon con tres puentes de oro Ruby Heart, de Girard-Perregaux; el Mido Commander Big Date Celebración, y el Chronomaster Original Pink, de Zenith. Adonde quiera que veamos hay color, mucho color en la relojería.
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