La Manufactura de Sajonia ha vivido tiempos de cambio, innovación y desafío a partir de que Walter Lange recatara la Casa fundada por Ferdinand Adolph Lange en 1845, logrando el apoyo de algunas firmas relojeras suizas, para posteriormente ser apoyada y adquirida por Grupo Rcihemont.
Su relojería ha vivido tiempos difíciles por cuestiones sociales que la han rodeado, desde un bombardeo a su fábrica durante la Segunda Guerra Mundial, hasta beneficiarse de la caída de la República Democrática Alemana y unificación con la República Federal de Alemania, aquello sucedió un 3 de octubre de 1990.
Posterior a dichos acontecimientos, levantarse de –prácticamente– las cenizas ha obedecido a una dedicación alemana que responde a la actitud de este pueblo por salir adelante y jamás mirar hacia atrás con nostalgia, sino hacerlo con la sabiduría necesaria para crear y evolucionar a partir del trabajo duro, todo un ejemplo de vida y puntualmente para la horología de alta gama.
Hoy compartiremos una colección propuesta por Lange, cuya misión es recuperar el glorioso pasado de esos 20 años que marcan el renacimiento de una marca que hoy, ostenta el privilegio de ser considerada como la más exclusiva de Alemania y una de las más importantes en la alta relojería mundial. Watches World compartirá la entrevista realizada al principal revulsivo de la Manufactura sajona: Walter Lange.
¿Cuál, sin que lo piense mucho, ha sido el mejor momento en su vida?
Seré honesto: lo fue mi infancia, incluso si la frase sonara inocente. Era completamente libre; porque no tenía las preocupaciones de los adultos; siempre había pequeñas aventuras todos los días y crecí al interior de una familia amorosa y protectora. Cuando veo en retrospectiva mi vida, esos son los mejores recuerdos.
Usted nació en una familia de relojeros. ¿Cuándo fue su primer contacto con los relojes?
Actualmente, los niños juegan con autos a control remoto u ordenadores. Cuando era joven yo tuve un juego de relojería. No recuerdo que edad tenía, pero ensamblaba un reloj con todas sus piezas. De niño, pasaba mucho tiempo en la manufactura; eso provocó en mí un gran impacto desde muy temprana edad.
Y después, ¿se entrenó usted como relojero?
Sí, cuando tenía 16 años, continué con la tradición familiar. En ese momento sólo había disponibles cursos especializados en Glashütte, así que fui a Karlstein en Austria. Después de un año y medio, debí interrumpir mi aprendizaje porque fui reclutado en la armada. Al término de la guerra, continué mis estudios con Alfred Helwig en la Escuela de Relojería en Glashütte.
¿Cuál fue el peor momento de su vida?
Fueron algunas horas durante la Segunda Guerra Mundial después de haber sido herido en una pierna; pasé mucho tiempo completamente inmóvil y tirado en el campo de batalla. No pude arrastrarme fuera de la zona de peligro hasta que cayó la noche. La guerra y todos los efectos relacionados con ella me persiguen hasta la actualidad.
El último día de la guerra, usted fue testigo del bombardeo a la manufactura.
Sí, fue un evento terrible. Regresé a casa vía el Mar Báltico y terminé en un hospital de campaña cerca de Glashütte donde me trataron la lesión de la pierna. Fue una situación afortunada, un golpe de suerte si así lo quieren ver. Mi padre me había conseguido un permiso para ausentarme, que abarcaba un periodo del 7 al 15 de mayo de 1945. Fui muy feliz al poder finalmente reunirme de nuevo con mi familia. Pero el 8 de mayo por la mañana, la alarma de bombardeo se activó y nuestro principal edificio de producción fue destruido durante un bombardeo.
Las empresas relojeras en Glashütte fueron expropiadas después de la guerra. ¿Cómo vivieron ese periodo?
En ese tiempo, mi padre Rudolf y sus dos hermanos Otto y Gerhard dirigían la manufactura. Por supuesto, intentando
mantener los trabajos y reconstruir las instalaciones de producción. Tuve grandes discusiones con mi padre y mi tío Otto por el futuro de la compañía. Comenzamos a desarrollar el calibre 28 para un reloj, pero antes de comenzar la producción en serie, la compañía fue expropiada en abril de 1948. A mi padre y sus hermanos no se les permitió volver a poner un pie en la manufactura. Les comenté sobre afiliarse al sindicato, pero ellos lo rechazaron. Posteriormente, evité someterme a trabajos forzados en una mina de uranio al huir de mi pueblo natal una noche de noviembre de 1948.
Después de su expropiación en 1948, la compañía se convirtió en una empresa de propiedad pública y fue fusionada con otros empresas relojeras de Glashütte en 1951. La marca A. Lange & Söhne no volvió a ser nombrada. Usted se fue a Pforzheim. ¿Cómo experimentó esta situación desde lejos?
Con gran preocupación. Estaba preocupado sobre todo por mi padre, quien quedó devastado tras la expropiación. El vino a vivir con el resto de la familia a Pforzheim, pero no pudo afrontar la pérdida de la manufactura y de su hogar. El murió en poco menos de un año. Todos asumimos que el negocio familiar se había perdido para siempre y eso fue una gran desilusión, un fuerte golpe al corazón.
Usted tuvo el valor para recomenzar el negocio en Glashütte el 7 de diciembre de 1990. ¿Fué díficil?
Fue arriesgado, pero era la única manera de avanzar. Cuando el Muro de Berlín cayó, yo estaba casi retirado. Pero simplemente no podía dejar pasar la oportunidad de revivir la herencia de mis antepasados. El 7 de diciembre de 1990 se encuentra entre los días más importantes de mi vida. Volví a registrar la marca utilizando una dirección prestada de un antiguo compañero de clase de la escuela primaria de Glashütte. Tuvimos que comenzar completamente desde cero.
¿Qué sucedió después?
Las primeras semanas y meses debimos superar muchos obstáculos. Hay una anécdota que recuerdo bien. Entre 1990 y 1991, negociamos el retorno del dominio confiscado a la familia Lange con el organismo fiduciario Treuhand. El miércoles antes de Pascua, conocí al Presidente de Treuhand, Detlev Karsten Rohwedder y al terminar la charla, sentí que había hablado con la persona correcta. Cinco días después, el lunes de Pascua por la tarde, Rohwedder recibió un disparo en su casa. Quedé conmocionado. Las negociaciones con Treuhand continuaron sobre la devolución de la propiedad, pero fracasaron. No fue sino hasta el 2000, que se pudo hacer la recompra del edificio en la ciudad de Glashütte.
¿Quién fue su confidente más importante?
Mi socio Günter Blümlein. Sin él, la recuperación hubiera sido imposible. Blümlein fue un hombre de hechos y un visionario. Su pensamiento era de largo plazo. Fue un excelente estratega y tenía una habilidad especial para el diseño de relojes y una técnica de mercadeo muy efectiva.
¿Qué tan cercanos fueron?
Günter Blümlein y yo pasamos mucho tiempo juntos después de la reunificación alemana. A menudo nos sentábamos con una copa de vino tinto en el Ladenmühle,un pequeño hotel cerca de Glashütte. Siempre me platicaba sobre el pasado, sobre la manufactura de relojes de bolsillo de mis antepasados. Aquellas tardes eran maravillosas y las recuerdo con mucho cariño. Después, nos arrepentimos del hecho de que nunca grabamos nuestras conversaciones. Los días previos a la presentación de nuestra primera colección en octubre de 1994 fueron particularmente emocionantes. En ese tiempo, Blümlein y yo compartíamos oficina. Nos sentábamos frente a nuestras máquinas de escribir y juntos, discutimos el contenido de nuestros discursos para la primera conferencia de prensa. Fue trágico que Blümlein haya muerto en una edad tan joven.
¿Puede resumir el punto necesario y esencial para este renacimiento?
Desde un inicio, queriamos desarrollar relojes que tuvieran una apariencia pulcra y clásica, pero que fueran al mismo tiempo, modernos.
Cuando comenzó con un equipo de 15 personas ¿Llegó a pensar que A. Lange & Söhne se convertiría en una empresa de clase mundial?
Eso, por supuesto, es lo que esperamos. Después de todo, mis antepasados tuvieron éxito a nivel internacional con sus relojes de bolsillo. Propietarios de piezas relojeras Lange históricas alrededor del mundo aún nos contactan en la actualidad. Al inicio queríamos vender nuestros relojes solo en Alemania y en otras partes de Europa. Pero diversas solicitudes pronto nos llevaron hacia el otro lado del océano. Estaba encantado de haber reposicionado exitosamente a A. Lange & Söhne en el contexto internacional.
¿Qué fue lo más destacado en su carrera?
Eso es difícil de precisar. La exitosa conferencia de prensa el 24 de octubre de 1994, cuando presentamos nuestra primera colección, fue uno de esos momentos. Hay otro momento en 2013, cuando mostramos por vez primera nuestra Gran Complicación – una edición limitada a seis piezas- en Ginebra. En ese momento, tuve nuevamente la sensación de que Lange estaba haciendo bien las cosas. Me sentí orgulloso de la tradición, de la empresa y del equipo de trabajo.
Y ¿Qué es lo que más disfruta?
Los resultados que hemos obtenido desde nuestros modestos inicios. Lange no se ha quedado sólo como una empresa de Glashütte. En este lapso, Glashütte se ha convertido en el centro de la industria relojera alemana una vez más. Alrededor de 1,300 personas han encontrado trabajo aquí y han transformado a la región en un “paisaje floreciente”. Por supuesto, me agrada sobremanera el papel que A. Lange & Söhne ha jugado en este proceso. Como fue el caso durante la época de mi bisabuelo, Lange es la fuerza que impulsa a la región. Creo que muchas personas lo ven así.
Un refrán dice: No hay éxito sin fracaso. ¿Cuál ha sido el momento más amargo?
Para mi, la expropiación de 1948 se ubica entre mis experiencias más amargas. Pero fue aún peor ser testigo de la caída gradual de la manufactura al ser nacionalizada.
El primer aprendiz aún labora en Lange hoy. ¿Se hablan usted y él por su nombre?
En 1997, comenzamos a entrenar a dos relojeros. Uno de ellos aún está en la compañía. Hoy, el se encarga del equipo de desarrollo de producto y colabora con el diseño de los nuevos calibres. Y creo que para él, soy simplemente “el señor Lange”, como para cada una del resto de las personas del equipo.
¿Qué le agrada sobre los habitantes de Glashütte?
Me gusta su seriedad y su dedicación, lo que seguramente desagrada a las personas de la ciudad. Pero bueno, la perfección no se lleva bien con la rapidez.
¿Cuáles son las características típicas de un reloj Lange?
Günter Blümlein dijo una vez que un reloj Lange es la fusión de varias artes, consta de un orgulloso legado, la pasión de un equipo por la piezas refinadas, el estilo de una compañía, su responsabilidad con las tradiciones y finalmente una tecnología única mas una mano de obra artesanal con la que estamos comprometidos. Con todo ello estoy de acuerdo.
¿Con qué frecuencia le hacen preguntas sobre su apellido? ¿Está conforme con él?
Afortunadamente, Lange es un apellido común. Fuera del ámbito de la relojería, en pocas ocasiones me han preguntado sobre ello. Para mí significa principalmente, responsabilidad. Y eso se asocia menos con el apellido y más con la tradición familiar, la empresa, la localidad de Glashütte y las personas que laboran y viven aquí. Cuando era niño, vi un desempleo masivo en las décadas de 1920 y 1930 y advertí lo mucho que mis padres temían al tener que despedirlos. Eso influyó en mi manera de pensar. Esa fue una importante razón para reactivar la manufactura. Cuando el Muro de Berlín cayó, mi primer pensamiento no fue el revivir el nombre de A. Lange & Söhne; mi principal contribución sería darle a los habitantes de Glashütte una nueva oportunidad. Quería traer de vuelta los empleos a Glashütte.
Sr. Lange, ¿podría usted contabilizar los premios que ha obtenido?
Realmente no se cuantos son. En julio de 1998, recibí la Medalla al Mérito del Estado Libre de Sajonia. Ya me habían nombrado Ciudadano Honorario de Glashütte en 1995. Me ví muy complacido con el premio “Homenaje a la Pasión” por mi trayectoria laboral, que me entregó el año pasado la FHH -la Fundación de la Alta Relojería- en Lausana. En Suiza, ¡y en otras localidades!
¿Por cuál situación en su vida, usted mismo se otorgaría un reconocimiento?
¡Oh! Eso deben decirlo otros. Estoy muy agradecido con toda la suerte que he tenido en el transcurso de mi vida. Algunas veces pienso: “El destino me une a Glashütte”. Sin la reactivación de Lange, Glashütte se vería muy diferente ahora. Estoy muy feliz por haber contribuído a reactivar la industria relojera en nuestra comunidad de la Montañas Metalíferas. Es maravilloso ver a las personas elaborando relojes en Glashütte. Eso me hace muy feliz.
¿Cuál es su visión a futuro de la compañía?
Actualmente ya no estoy involucrado en el negocio. Pero aún acudo a los compromisos importantes. Mientras nuestros relojeros se esfuerzan por elaborar los mejores relojes del mundo, la marca debe orientarse en la dirección correcta. No podemos disminuir los parámetros propios: la calidad es lo que hace a Lange. Debe permanecer en ese contexto.
Usted ha viajado mucho ¿Cuál es el lugar que más le ha impresionado?
He visitado muchos países y me he sentido muy a gusto en muchos sitios. Las pirámides de Giza en Egipto fueron muy impresionantes. Estar ahí de pie frente a esas estructuras gigantescas, sabiendo que Cleopatra estaba ahí hace 2,000 años y que ella miraba lo mismo en ese entonces como nosotros ahora… la situación es inimaginable. La antiguas ciudades de los Mayas en México me dejaron muy impresionado. O apreciar la Bóveda Verde en Dresde con su trabajo artesanal en marfil, ámbar y plata. Cuando piensas lo que las personas realizaron en esos momentos, sin los beneficios de la tecnología moderna, y empleando herramientas simples, eso me fascina inmensamente.
¿Y Glashütte?, ¿Qué le gusta hoy de la ciudad?
Glashütte es increíble. No importa a donde dirijas la mirada: los defectos en la ciudad han desaparecido, lo que me hace feliz. Justo en abril, estaba en la montaña cerca del observatorio. Hay una banca que da una maravillosa vista de la ciudad. Una fotografía que data de mi niñez muestra a mi padre, a mí y a mis hermanos sentados en esa banca. Veníamos entonces muy a menudo a disfrutar de un picnic y del sol. Después de todo, está mas soleado allá arriba que en la parte baja del valle.
¿Qué personas han dejado buenos y duraderos recuerdos en usted?
Mi padre tuvo siempre el papel de guía para mí. Mi tío Otto fue otra persona muy importante en mi vida en lo relacionado al arte de la relojería. Cuando era niño, muchas veces me llevó a los talleres y me enseñó muchas cosas.
¿Sus principales fortalezas?
Tal vez mi testarudez. Había perdido la esperanza de revivir las antiguas tradiciones y me había jubilado en 1990. Pero a los 66 años, un nuevo capítulo de mi vida comenzó. Hoy sigo siendo el mismo: si algo es importante para mí, lo apoyo con toda mi convicción. Le digo a las personas lo que me gusta -y lo que no me gusta-, lo cual no siempre termina bien con quienes están implicados. Pero es aceptable por mi edad y experiencia. Eso creo.
¿Recuerda su primer reloj?
Si, era un reloj Cyma. Y no fue sino hasta mi confirmación cuando recibí un reloj Lange. Fue un OLIW. La abreviación significaba “Original Lange Internationale Werk”. Lanzado en la década de 1920, era la línea más accesible de A. Lange & Söhne.
¿Cuántos relojes posee y cuál de ellos es su favorito?
Tengo una cantidad adecuada. Siendo relojero, tengo una debilidad por las complicaciones mecánicas. Ese es el porqué me gusta portar el Tourbillon “Pour le Mérite” de la primera colección, también porque este reloj es un recordatorio de la recuperación de la marca A. Lange & Söhne.
¿Qué otras marcas relojeras admira?
Me encanta el reloj de péndulo de Erwin Sattler en Munich. En una ocasión tuve varias piezas que ensamblé para armar un reloj. Eso es un auténtico reloj joya. Ese reloj está aún en una de las paredes de mi casa.
¿Hay algo aparte de los relojes que despierte su entusiasmo?
Tengo una afición por los automóviles antiguos. Claramente recuerdo mi Fiat 600 de motor trasero. Mi esposa y yo cruzábamos el paso de Brenner con él. Sonaba la bocina durante todo el ascenso porque nunca retiraba el pie del acelerador. La gente que iba en el camino, se sobresaltaba y brincaba para dejarnos pasar. O mi motocicleta Horex 350 con un sonido maravilloso. Mi esposa se sentaba en la parte lateral. Hicimos viajes maravillosos. Hace dos años, manejé mi Mercedes convertible hasta el Concorso d’Eleganza en el Lago de Como. Su motor de tres litros funcionó, lo que fue una bendición. Mi corazón latió intensamente cuando llegué a Como y vi una cantidad increíble de automóviles clásicos ¡en un sólo lugar!
¿Qué consejo le daría a los jóvenes de hoy?
Cada generación debe descubrir su propio camino. Pero hay una cosa: en mi opinión, se quejan demasiado ahora. Todos se sienten presionados, nada está correcto. Las condiciones fueron totalmente distintas para mí cuando fui joven. Para un viaje a Dresde, mi madre nos empacaba algunas papas hervidas como provisiones, y eso era todo. O en los años posteriores a la guerra: al principio, la comida consistía de una sopa aguada con papas ralladas, conocida como “Zudelsuppe”. Un año después comíamos zanahorias saladas del patio trasero. Nos satisfacía lo que teníamos. Espero que los jóvenes de hoy puedan sentir lo mismo con mayor frecuencia.

Está usted llegando a los 90 ¿Puede darnos la receta para la longevidad?
Los fines de semana, siempre salí a recorrer el campo. Lejos de la ciudad, ejercitar mis piernas, disfrutar de la belleza del paisaje y respirar aire fresco. Se siente bien recargar las baterías de esa forma. Hoy, intento hacer una caminata al menos una vez por día. Hay otro aspecto que es importante: pensar positivo como hábito. Las noticias son dominadas por encabezados negativos. Eso deprime. Deberíamos enfocarnos en las cosas agradables de la vida. Las personas como yo que vivieron la crisis económica mundial de 1929 y la Segunda Guerra Mundial saben lo maravillosa que puede ser la vida ahora. Tener un pensamiento positivo. Significa que hay que hacer lo que realmente quieres y ver hacia el futuro con valor y entusiasmo. Para mí, esas son las claves para una larga vida.
¿Cómo está usted en la actualidad?
Estoy tan bien como una persona de mi edad pueda estar. Por supuesto, ocasionalmente siento dolores aquí y allá, pero a pesar de ello, aún estoy en buena forma. Por todo eso es que estoy muy agradecido.
¿Qué es lo que hace en un día normal de su vida?
Eso depende. Cuando estoy en casa, por supuesto que los días no son muy emocionantes. Leo, hago llamadas telefónicas, paso tiempo en el jardín. Cuando viajo, mi agenda está determinada por los eventos a los que deba acudir, si hay una entrevista planeada o una cena por la noche. En Glashütte, me gusta visitar los talleres de nuestros relojeros. No importa donde esté, siempre trato de tomar una siesta después del almuerzo. Esto me relaja y me da energía para la segunda mitad del día.
¿Qué quisiera hacer el día de su cumpleaños?
No tengo ningún plan definido. Aún no llegamos a esa fecha. De todos modos, estaré junto a mi familia y amigos cercanos el día de mi cumpleaños. Después, durante el mes de agosto, habrá un pequeño festejo con todos los miembros del equipo de Lange.
¿Cuál es el mejor regalo de cumpleaños que ha recibido?
Es difícil de decir. He recibido tantos que han significado mucho para mí. Regalos maravillosos que he recibido de los clientes, coleccionistas de toda la vida. Viéndolos de cerca me revelan el afecto con el que me los han hecho y los pensamientos que inspiran la elección del regalo. Realmente aprecio mucho todos esos regalos. Que están colocados en una vitrina lateral en mi oficina en Glashütte y que me deleitan cada vez que estoy ahí.
¿Cuál es su deseo personal para este, su 90 aniversario? ¿Qué sueños le gustaría que se volvieran realidad?
Una buena salud es lo único que deseo. Por lo demás, soy feliz en todos los aspectos.
Asimismo, compartiremos una línea del «tiempo» literal, con las mejores innovaciones de la Casa de Sajonia, acompáñenos a través de la siguiente galería: