El arte de la relojería nos invita a disfrutar de diferentes oficios que se generan en torno a ella, y es que el tiempo realmente es la excusa para poder exhibir diferentes trabajos de grabado, engastado, esmaltado, y de este último destacamos la técnica cloisonné.
Se toman diferentes colores-polvos de esmalte previamente seleccionados para generar una escena particular, que continuamente tiene motivos inspirados en las diferentes culturas de los mercados a los que llega Ulysse Nardin con la comercialización de sus piezas. Posteriormente se delimitan periferias utilizando hilos de oro que separarán un color del otro y así se comienza con los colores que a la postre serán la base de la carátula, yendo del más oscuro al más claro debido a que el esmalte se fija posterior a un proceso de cocción, y el calor inherente a éste acentúa la tonalidad del esmalte.
Todo ello se tiene que planear en avanzada, pues si se falla en el proceso habrá que volver a empezar. Ulysse Nardin es amplio dominador de esta técnica, y hace algunos años que adquirió la manufactura de carátulas Donzé Cadrans, con historia centenaria y asentada en el corazón de Le Locle, cerca de su sede central.
La pieza posee el calibre UN-310, que fue el primer movimiento diseñado y producido en la casa por Ulysse Nardin específicamente para un reloj de mujer, y fue el primer reloj que tomó en consideración el cuidado de la manicura femenina al eliminar la corona y modificar las funciones mediante un sistema de pulsador y corona.
Desarrollado en caja de oro rosa, su bisel luce el engaste de 56 diamantes, se abrazará al pulso mediante una correa de satín color gris. Este Jade también destaca por una resistencia al agua de 30 metros, y por incluir la tecnología de espiral y escape de silicio, que magnifica la precisión de la referencia.