La sencillez que toda mujer desea, sin dejar de deslumbrar con su belleza, está presente en la colección Calatrava de Patek Philippe. Esta línea ofrece atemporalidad femenina para toda dama poseedora de un gusto distinguido.
La Ref.7122 Calatrava “Timeless White” ha sido presentada en dos versiones: oro rosa u oro blanco, las cuales marcan la diferencia sobre el resto de los relojes mecánicos creados para la mujer. Y es que esta pieza alberga un calibre 215 PS –de remonte manual– que anima las agujas del reloj con el fin de ofrecer una precisión máxima. La acción de carga se ejecuta con solo girar la corona, a fin de incitar la relación entre la mujer y su fina pieza de relojería, que deberá concederse y atesorarse a través del tiempo.
Además, el Calatrava “Timeless White” exhibe la belleza de su construcción a través de su fondo de cristal de zafiro, transparencia que incita a su afortunada propietaria a mostrar la mecánica que porta en el pulso, los acabados, órgano regulador y decoración: Côtes de Genève para los puentes, aristas biseladas y pulidas, ruedas de latón con reflejos dorados y brazos achanflanados, ruedas de acero suavizadas para el funcionamiento del barrilete y un volante Gyromax®. Estos son algunos de los elementos que dan vida a esta creación totalmente enfocada a los gustos y necesidades de una dama.
El diseño del reloj se caracteriza por su extrema elegancia gracias al color blanco de su carátula lacada «Timeless White» y a los diamantes engastados al bisel. Sus líneas sobrias recuerdan al primer Calatrava de 1932, sin embargo, este modelo se caracteriza gracias a sus bellas asas que se prolongan hasta el cristal, dándole así el toque de modernidad y atemporalidad propios de la Casa Relojera. Los índices de las horas están decorados por el famoso y reconocido Clous de Paris tan apreciado en Patek Philippe.
La simbología que representa este modelo evoca a la pureza, integridad y serenidad de la vida, por lo que será perfecto combinarlo con un gran número de atuendos durante el día o la noche, y abrazarlo a la muñeca mediante una correa de piel de cocodrilo –de grandes escamas cuadradas– con un toque suave de brillo nacarado blanco.
