Una de las características más importantes de Blancpain es su nivel de cuidado en los detalles, lo que sin lugar a dudas le posibilita demostrar sus alcances en un tipo de piezas destinadas a la mujer debido a que éstas suelen presentar un número importante de retos sujetos a la creatividad de cada casa relojera, pero también a su expertise y savoir-faire.
Desde 1930, Blancpain propone piezas destinadas a la muñeca femenina, y lo hace a partir de mecanismos automáticos y de carga manual, exponiendo una tendencia contemporánea a la predilección de las mujeres por este tipo de piezas, que Blancpain jamás ha descartado: mecánica y estética. La carátula –realizada en nácar blanco– alberga un motivo de corazones aéreos (dos grabados y uno decorado en color rojo) que evocan unas graciosas burbujas, mientras una hilera de diamantes sobre el bisel aporta un toque precioso, al tiempo que el ballet de las agujas de oro blanco acentúa aún más la impresión global de ligereza. Blancpain ha vaciado su trabajo artesanal a la pieza, mientras que su experiencia en la mecánica relojera se ve representada por el calibre de manufactura 1150 con espiral de silicio.