La línea más elegante de Frédérique Constant presenta un revolucionario torbellino de manufactura, lo que significa estar posicionado en la mayor categoría de la creación relojera.
Una de las marcas más notables de los últimos años, que surgió gracias a la visión de Peter y Aletta Stas, da un paso adelante mediante la concepción de una pieza tan hermosa como difícil de fabricar. Slimline Tourbillon Manufacture, devela una edición limitada, de delgado perfil, para el hombre que gusta de portar un nivel superior de micromecánica de precisión en la muñeca, un empresario, emprendedor y/o padre de familia que desea que su pulso vibre a una frecuencia de 28,800 alternancias por hora, regulada por un torbellino de 60 segundos inalterable por la gravedad, abrazado a la muñeca gracias a una correa de piel de cocodrilo con cierre desplegable.
Limitada a 188 ejemplares en todo el mundo, el instrumento horológico incorpora además la más alta tecnología de materiales, dotando de silicio al áncora y a la rueda de escape, reduciendo con ello la necesidad de lubricación y servicio de estos componentes, al tiempo de mejorar notablemente la marcha del reloj. Una dualidad de configuraciones basadas en la estética de los años 50, exhiben las propiedades metálicas del acero y el oro rosa de 18 quilates (bisel), mientras el cristal de zafiro utilizado para el fondo de la caja, permite ver el movimiento de manufactura que continuará latiendo en su muñeca durante no menos de 48 horas, igualmente, un indicador día noche posicionado a las 6 h, exhibe la expertise de la casa en la colocación de complicaciones.
Fiel a su filosofía de balance precio/mecánica, Frédérique Constant presenta uno de los mecanismos in-house con tourbillon de alta relojería ginebrina más accesibles en el mercado, concepto que respeta tanto al coleccionista como al entusiasta de las máquinas que miden el tiempo.