A un día del fin de semana, decidimos llevarles a ustedes, estimados lectores, la adrenalina de las centésimas de segundo a partir de una medición precisa, suiza, de manufactura y de evolución de producto excepcional, hablamos del proyecto y concepto TimeWriter II presentado hace un par de años, y de su tecnología «aterrizada» en una pieza totalmente confiable y súper rápida: TimeWalker 100 Chronograph de Montblanc.
Para entender la consagración de este concepto y su tecnología puesta en «la calle horológica», debemos mencionar que Minerva, como manufactura, se ha caracterizado siempre por desarrollar los mejores cronógrafos tradicionales, es decir, ayudado solamente de sus conocimientos mecánicos para hacerlo posible. Fue así que en 1916 Minerva fue la primera casa relojera en proponer un cronógrafo de centésima de segundo.
El motor ha sido realizado con precisión específica para poder entregar el calibre MB M66.25, resultando en un cronógrafo de manufactura de alto rendimiento, que se incorpora a una caja hecha a partir de materiales que se utilizan en los coches de carreras y que acentúan aún más los las innovadoras tecnologías del movimiento. Sus acabados artesanales y decorativos defienden los rigurosos estándares de –incluso– los conocedores más exigentes.
Con este instrumento podemos entender que sí es posible una sinergía perfecta entre futuro y pasado relojeros, respetando los códigos y cánones de la tradición, pero salpicándola con una mirada del siglo XXI, esto al ritmo de una frecuencia de 50 Hz.
La alta frecuencia de Monbtlanc ha llegado a una frecuencia de 360 mil alternancias por hora, es decir el valor antes mencionado, pero cómo lo logra y cómo llega a vibrar a tal velocidad sin consumir la energía del reloj por completo durante algunos giros, pero lo más interesante, cómo logra pasar imperceptible respecto a la medición de las horas y minutos, pero entregar una correcta cifra del cronógrafo. Bueno, la respuesta estará en que posee un movimiento y dos órganos reguladores. Y sé que prometimos terminar con la descripción, pero hablamos de una estética de titanio, DLC negro, fibra de carbón y acero, materiales que además le brindan un look muy atractivo, #RedMachine.
Sí, leyó usted bien estimado lector, puesto que en un mecanismo de cronógrafo, la rueda de balance vibra constantemente a una velocidad y ritmo, es decir 4 Hz, por ejemplo, y bajo esta misma frecuencia se lanza el crono, la frecuencia deberá corresponder para las mediciones de tiempos cortos y el paso del tiempo, pero si se quiere llegar a una medición extrema como las centésimas de segundo, entonces debemos buscar una velocidad mucho mayor y he ahí el problema: energía y alteración del reloj.
La solución Montblanc fue ingresar un segundo órgano regulador, solo para el crono y únicamente lanzado al accionar el mecanismo, por lo que si usted gusta podrá observar cómo gira el volante más pequeño a una velocidad supersónica totalmente a demanda. Esto ahorrará la energía de la pieza (45 h para el cronógrafo y 100 para el reloj, y consumirá la misma solamente cuando se esté manipulando el cronógrafo, que además cuenta con su propio barrilete, mientras que el tiempo permanecerá imperturbable sin complicación alguna de acuerdo a las especificaciones de la reserva de marcha.
Finalmente debemos apuntar que se trata de un sistema de cronógrafo con monopulsador –ubicado a las 12 h– dotado de rueda de pilares, mientras que las carátulas indican horas, minutos y trotadora de cronógrafo partiendo desde el centro y segundero pequeño por aguja a las 6 h, que sirve para contar los segundos del crono y como totalizador de 15 minutos para el mismo.