Por si la hermosura de un movimiento lineal no fuera suficiente, y tampoco lo fuera la espectacular visibilidad que permite una caja como la del Golden Bridge, CORUM ha decidido dar un paso más a favor de la estética de la pieza. Hace cientos de años, la relojería mecánica no era precisa, razón por la cual los artesanos dedicaban horas de trabajo a los oficios más exclusivos de la época, como la marquetería, el esmaltado, los grabados etc. Hoy podemos asegurar que un movimiento mecánico puede indicarnos con excelente fiabilidad el momento en el que vivimos, existe la espiral y las frecuencias, pero en 1980 la historia en CORUM tomó un rumbo radicalmente opuesto a lo que en ese entonces parecería indestructible: el cuarzo.
Contrario a lo que pueda pensarse, aquel movimiento baguette (el primero en su tipo), permaneció vivo ante el escepticismo de los que creían que lo más selecto de los mecanismos desaparecerían dando lugar a la relojería digital. Pero hoy, el Swiss Made, sus oficios y savoir-faire están más vivos que nunca, y para muestra del más alto nivel de expertise joyera y relojera, CORUM nos invita a conocer su destreza de engastado, haciendo uso de la técnica «invisible» y reinterpretándola en la carátula para lograr colocar la mayor cantidad de zafiros y diamantes, labor que comienza con la selección de los minerales por parte del artesano, que debe hacer uso de su destreza y agudos sentidos para lograr una uniformidad de colores y reflexión de la luz.
Golden Bridge:
Compuesto por zafiros azules y diamantes, las piedras resplandecen en caja, carátula, bisel, asas y carrura, composición que ofrece un espectáculo cautivante, pone en escena nada menos que 546 zafiros baguette azules (~20,63 quilates y 478 diamantes baguette (~14,01 quilates), o respectivamente 360 zafiros (~15,18 quilates) y 10 diamantes (~0,29 quilates) para la versión con brazalete de piel de cocodrilo azul dotado de una hebilla con 26 diamantes redondos (0,31 quilates).
Miss Golden Bridge:
El color natural de la mujer, o al menos el que más se asocia a ella es el rosa, y es así que los zafiros han sido minuciosamente seleccionados a la par de los diamantes. La carátula posee (86 zafiros para ~1,56 quilates), que brillan sobre el bisel (53 zafiros para 3,1 quilates), resplandecen sobre la carrura (84 zafiros para ~3,1 quilates), antes de fluir en una cascada hipnótica sobre el brazalete que pone en escena 233 zafiros baguette de color rosa (~6,83 quilates) y 176 diamantes baguette (5,16 quilates). Puntuando esta obra llevada por penetrantes tonos rosa, 10 diamantes blancos de talla baguette (~0,32 quilates) salpican delicadamente la esfera y la caja. Esta hermosa obra maestra también está disponible con un brazalete de piel de cocodrilo blanco dotado de una hebilla desplegable de oro de 18 quilates engastada con 20 diamantes (0,23 quilates).