Pareciera que el brillo de la relojería se puede perder a medida que pasan los años, pero no es así y, contrario a lo que pudiéramos pensar, los modelos llamados «timless», pueden ser concebidos nuevamente dotándolos de la tecnología existente y recuperando ese sello que nos recuerda un momento de nuestra vida o nos brinda una mirada al hermoso legado de una época extraordinaria.
En 1968, se sucedieron numerosos avances tecnológicos, unos años más tarde comenzaríamos a vislumbrar el ingreso de los movimientos de cuarzo, mientras que los cristales de zafiro se convertían más populares en la relojería de alta gama; el diseño geométrico de líneas rectas de los guardatiempos era sumamente popular, así como las combinaciones que este año Longines decide reinterpretar a través de su colección Heritage 1968, que exhala los valores más importantes de la casa de Saint-Imier: elegancia, tradición, innovación, deportividad y aventura.
Para este diseño, Longines ha decidido echar mano de la inspiración en su museo, ya que los guardatiempos cuadrados de 1968 representaban el «futuro» de la relojería en aquel entonces. ¿Quién iba a pensar que la industria iba a evolucionar recuperando su pasado? No obstante, los nuevos detalles, como el cristal de zafiro ligeramente biselado, el oro rosa y el acero, así como las correas de piel de aligátor color negro, complementan una experiencia atemporal y hermosa, que mira hacia el futuro de la relojería más bella, la hecha en Suiza.