Empezamos la semana del Salon International de la Haute Horlogerie con dos piezas que seguramente robarán el corazón de muchos, y es que si por algo se destaca Cartier es por sus guardatiempos llenos de carácter, estilo y por supuesto savoir-faire relojero.
Drive de Cartier
Para el hombre que sabe que la vida no es solo existir, sino que sabe disfrutarla, pero eso sí, sin perder la elegancia. Desde su caja -en oro rosa o acero- en forma de almohadilla, refleja un carácter fuerte, mientras que su carátula –gris o blanca- con guilloché resalta por sus números romanos y manecillas en forma de espada, la corona tiene forma de perno y se sujetará a la muñeca a través de una correa de piel de lagarto en color marrón. Podremos apreciar el movimiento de Manufactura 1904 MC gracias al fondo transparente; con dos versiones disponibles: horas, minutos, segundero pequeño y fecha (1904-PS MC); y segunda zona horaria, indicador día/noche, gran fechador y segundero pequeño /1904-FU MC. Disponible también en una versión de Alta Relojería, con un tourbillon volante 9452 MC, certificado “Poinçon de Genève”.
Tourbillon Mystérieux Azuré
Cuando la Alta Relojería y Joyería se unen, los resultados suelen ser impresionantes. Es así como nace el protagonista de hoy, una creación que nos intriga. Un collar que asemeja una mariposa, en la que las alas están decoradas con zafiros y líneas de diamantes que llegan hasta formar también el cuerpo. En el centro, apreciamos una carátula transparente que nos presume un doble tourbillon suspendido en el vacío, característica emblemática del expertise relojero de Cartier. La cadena con motivos geométricos engastada con diamantes, está decorada con un zafiro ovalado –desmontable- de 25.93 quilates, una extraordinaria joya de Sri Lanka.
Una pieza única que tomó 2,050 horas de trabajo y es objeto de la pasión y la unión de las artes relojeras y joyeras.
