La relojería tradicional dicta la indicación sobria del tiempo gracias –en principio- a dos agujas, destinadas a las horas y minutos, pero si nos remontamos a la invención del tourbillon, podríamos comenzar a incorporar la revolución que en 1801 (año en el que fue patentado), dicho mecanismo provocaría. Quién se hubiera imaginado que dos siglos más tarde continuaría exhibiéndose como un dispositivo excepcionalmente contemporáneo.
Abordamos el tema del tourbillon para profundizar en el ADN de una casa relojera que –como pocas– exhibe el pasado, presente y hasta el futuro (de su relojería) al interior de una misma pieza, nos referimos a Girard-Perregaux, y a la fusión que ha conseguido realizar a partir del novedoso Tourbillon Bi-Axial Tantalio y Zafiro.
La incorporación de los elementos químicos del tantalio para potenciar el patrimonio de G-P en una visión vanguardista, responden a la necesidad de ofrecer a la relojería una alternativa en materiales que presenta ductilidad, durabilidad y un color excepcional. Dicho material posee una historia aerospacial, pues se ha utilizado para la generación de diversos componentes al servicio de esta industria.
El toque tradicional parte de los emblemáticos puentes de Girard-Perregaux, sin embargo, el zafiro utilizado para la concepción de los mismos, reafirma la estética pura y el carácter inigualable de la pieza, al tiempo que acentúan el volumen de la misma gracias a su coloración oscura metalizada.
Mecánica lúdica y precisa
El famoso tourbillon bi-axial de G-P –visible por ambos lados de la caja– oscila con precisión gracias a sus dos jaulas concéntricas que permiten al órgano regulador efectuar rotaciones pluridimensionales, compensando así las desviaciones de marcha producto de los efectos negativos de la gravedad. Su jaula interna se encarga de albergar al volante, espiral y el escape girando a medida de cuarenta y cinco segundos por vuelta, mientras que la externa efectúa una rotación completa en 1.15 minutos a partir de un eje secundario, el juego variable de estas posiciones garantiza una precisión extraordinaria. Dichas jaulas presentan más de 110 componentes y menos de .08 gramos de peso. El acero, oro glucydur y titanio grado 5, se suman a las propiedades del fascinante mecanismo, mientras que la platina con acabado guilloché circular tradicional, contrasta a la perfección con el gris galvánico del material utilizado. Para completar la sorprendente estética de la pieza, la cara frontal del barrilete luce una decoración en elipse, que nos remonta a una de las características principales del famoso reloj de bolsillo con tres puentes realizado por Constant Girard en 1860.
Producto de la inspiración en sus orígenes y a una proyección relojera a futuro, la nueva edición del Tourbillon Bi-Axial crea un vínculo entre las épocas, haciendo uso de los avances tecnológicos que mejor se asocien al arte de la relojería, en conclusión, esta pieza da como resultado la perfecta definición de un savoir-faire inconfundible, el de: Girard-Perregaux.