Cuando hablamos de la madreperla, inmediatamente pensamos en sus reflejos iridiscentes que bañan de elegancia y feminidad a las piezas en las que se encuentra. El nácar ha sido utilizado por civilizaciones como los romanos y egipcios, quienes adornaban las empuñaduras de las espadas, peines, joyeros, entre otros objetos. También durante los periodos del Barroco y del Rococó, fue altamente usado en los adornos.
Ahora bien, otro aspecto de la naturaleza que denota sutileza y feminidad son las flores, que con sus diferentes diseños absorben a cualquier mujer y la enamoran con su belleza.
Berger Joyeros sabe y conoce a la perfección nuestras “debilidades” y se inspira en estas formas, para con su expertise crear y dar vida a la colección FLEUR… Anillos, prendedores y aretes en los que la madreperla ha sido montada sobre oro blanco, y qué mejor acompañante que los brillantes, estos minerales que son bien conocidos como nuestros mejores amigos, aportan el brillo y toque final a estas piezas.
Los artesanos trabajan meticulosamente para transformar la materia prima –de la más alta calidad- en joyas en las que podemos admirar el savoir-fair hasta en el más mínimo detalle. Los filamentos de las flores son delgados pabilos de oro, cuya punta o antera ha sido finamente decorada con brillantes. Las hojas de los anillos y aretes, al igual que el tallo del prendedor llevan pavé de diamantes, lo cual lo hace aún más sofisticado.