Es cierto que el gusto entra por la mirada, y que sin una estética atractiva cualquier producto puede sucumbir sin importar la fiabilidad y calidad del mismo, no obstante Breitling piensa en ambos factores, privilegiando por igual el diseño más exclusivo y dotándolo del mecanismo más confiable, esta es la misión de un visionario: Jean Paul-Girardin, quien desde el año 2009 encabezó el desarrollo de un motor de cronógrafo confiable con sello de manufactura: Calibre Breitling 01.
Adelantado a su tiempo, la visión de «J.P.G» no quedó ahí, y dedicó su energía a garantizar que toda la línea de Breitling, a partir de 1999, presumiera el sello de certificación de cronometría otorgado por el COSC, mismo que somete cada mecanismo a temperaturas extremas y cinco posiciones diferentes a lo largo de 15 días de medición, el resultado es tajante: adquieres el sello o no, no hay tolerancia a la «impuntualidad relojera» para el Control Oficial Suizo de Cronómetros, y tampoco para Breitling…
Finalmente, el objetivo más ambicioso por parte del Vicepresidente de la manufactura era conceder independencia a Breitling, por lo que incursionó en la generación de movimientos propios para la marca, desarrollando sus instalaciones y creciéndolas al triple de la superficie inicial, con la intención de fabricar sus propios calibres, por lo que al B01, que anima al Chronomat, le siguieron: B02, B03, B04, B05 y B06, todos mecánicos automáticos de cronógrafo a 28,800 a/h con reserva de marcha de 70 horas y funcionalidades como: segundo huso horario, hora universal y cronógrafo de 1/8 de segundo.