Precisión alemana y pasión horológica, así podemos describir a la marca Grieb & Benzinger. El refugio principal para tres amigos y socios, es también un taller en donde se dan cita sus múltiples talentos bajo una idea común, la pasión por recrear e impulsar la relojería tradicional al límite, concepto que se ha visto cristalizado bajo un nombre que comienza a ser respetado en la industria relojera, inclusive la suiza.
Estos verdaderos “artistas del tiempo”, viven y trabajan en dos sedes especiales en el pequeño, pero exquisito Pforzheim, cercado al legendario castillo de Daetzingen en la localidad Swabian de Grafenau. Aquí, el tiempo y la inspiración son los factores más importantes en la búsqueda de la verdadera perfección. Hoy, como hace 100 años, la creatividad y la inspiración todavía necesitan de tres aspectos fundamentales: tiempo, tiempo y más tiempo…
Debemos comentar que este tipo de relojería es una obra artística del detalle, de la personalización de las piezas a medida de su trabajo artesanal en el intrincado movimiento esqueletado, cuyo arte parecía estar limitado a solo las manufacturas relojeras de mayor renombre, pero que no es exclusivo de éstas, sino del expertise y talento que unos cuantos pueden realizar y son capaces de dominar.
Hoy, el CEO de la marca, Georg Bartkowiak, decidió hacer uso del platino para la fabricación de un reloj que está ennegrecido, pero que además se corona gracias a una versión que incorpora 66 diamantes rojos engastados al bisel. Un nivel de hechura de la más alta talla, que presume el talento de una Casa de relojería altamente exclusiva firmada por amigos.
Para entender más de Grieb & Benzinger…
En Pforzheim, eje central de la orfebrería e industria de la joyería alemana, se realizan específicamente los trabajos de guilloché, grabado y obras esqueletadas. Su maquinaria es ideal para esta histórica labor y, parte de esta es procedente del siglo XIX, el taller recuerda a un museo industrial. Hoy en día, sabemos que existen muy pocas casas especializadas en la práctica del esqueletado y el grabado guilloché, y por medio de estas herramientas tradicionales, el significado de “manufactura” cobra otra dimensión. Aquí es donde Jochen Benzinger –que justificadamente se encuentra entre los mejores de su gremio–, gobierna la mayor colección de máquinas existentes y todavía efectivas.
El arte de la restauración de un reloj es un oficio casi en el olvido, sin embargo, en los talleres Grieb & Benzinger, se vive dicha tradición día a día bajo un mismo techo.
La restauración relojera se llevan a cabo en un segundo taller con sede en Schloss Daetzingen en la localidad Swabian de Grafenau. Un antiguo se ha transformado para ofrecer a Hermann Grieb la paz y la inspiración requeridas para realizar: cortes de ruedas dentadas y platos a mano en tornos de relojero clásico, fabricación de los tornillos casi tan delgado como un cabello humano, y al final encajar todas estas piezas juntas en un microcosmos mecánico.