Japan Cup by Longines

El mundo ecuestre continúa cabalgando de cara al final de la temporada de la disciplina, y así, mientras que en ciertos lugares del mundo ya terminaron las competencias, en Japón –apenas– ha concluido la actividad con la famosa Japan Cup, sucedida este 30 de noviembre.

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Hoy domingo, por la diferencia de horario, nos ha llegado la noticia de que Chrisophe Soumillon montando a Epiphaneia se ha llevado los máximos galardones de la competencia Cronometrada por Longines, es por ello que la marca se enorgullece de haber entregado los trofeos y honoes al ganador, a la cuadra y al entrenador, al tiempo de nombrar a Mrs. Miki Uehara la mujer más elegante del evento.

Mr. Walter von Känel, Presidente de Longines, Mr. Christophe Savioz, Presidente y Representante de Longines Japón, Chi Ling Lin, Longines Ambassador of Elegance, y Mr. Juan-Carlos Capelli, Vice Presidente de Longines y Jefe de Marketing Internacional.

Inaugurada en la década de los 80, la Japan Cup se Asocia con Longines para realizar una competencia de 2,400 metros sobre césped para caballos de tres años de edad en adelante, mientras que los días de la carrera Longines garantiza la Cronometría del evento gracias a su increíble tecnología Longines Timing.

Asimismo y, a la par de la competencia, Longines celebró la belleza y elegancia al estilo japonés, entregando el Longines Premio de la Elegancia a la señorita Miki Uehara, quien recibió un guardatiempo de la marca de manos de Juan-Carlos Capelli, Vicepresidente de Longines y Jefe de Marketing Internacional. Finalmente destacamos la presencia de la colección Conquest Classic, una línea dedicada a la pasión de la marca para los deportes ecuestres, por lo que la tarde japonesa se llenó de la presencia de un modelo cronógrafo fabricado en acero y oro con carátula negra, equipado con un movimiento automático con rueda de pilares descubierto gracias al fondo de cristal de zafiro de la pieza.

ESCRITO PORMarco Alegría

…Ya entendería yo, con cada pieza de alta relojería, que la mayor parte de lo que llamamos extraordinario se disfruta sin percatarse del paso del tiempo, pero mirando el reloj.