La relación de Hermès con Jean-Claude Ellena se concretó en 2003 con la creación de Un Jardin en Méditerranée y se reafirmó en 2004 con su entrada oficial como perfumista exclusivo de la casa, hecho con el que se inauguró una nueva era olfativa.
La belleza de lo femenino
Jour d’Hermès lleva desde su nacimiento el sello del alba, para develar la belleza de lo femenino en una estela grácil y luminosa. Ramos, ramilletes, manojos, brazadas, haces, flores cortadas en el jardín o flores de interior, flores de la mañana y de la tarde componen este perfume.
Creado y moldeado por Pierre-Alexis Dumas, Jean-Claude Ellena y Pierre Hardy, Jour d’Hermès traza los rasgos de una feminidad esencial, una de las materias primas de Hermès.
Recoger el día como se recoge una flor: tal es la promesa de Jour d’Hermès.
Siguiendo fielmente los pasos de la hermosa perfumería francesa, Jour d’Hermès Absolu atrapa la esencia de Jour d’Hermès para ofrecer una reinterpretación, como una pieza que se suma a la sinfonía floral inicial.
De lo eminentemente femenino a lo absolutamente femenino Jour d’Hermès Absolu reescribe el tema floral desde la voluptuosidad.
Jour d’Hermès Absolu, oler bonito antes incluso que oler bien
Jour d’Hermès Absolu no designa una flor en particular, sino muchas flores, cientos de flores tan íntimamente ligadas que la noción de “floral” pasa a ser una abstracción.
Jean-Claude Ellena evoca esa abstracción, desde la que aflora una emoción a flor de piel.
Jour d’Hermès Absolu, el objeto
Para sentir y apreciar lo bonito, el frasco de Jour d’Hermès Absolu ha buscado su inspiración en el vocabulario clásico de la casa (el frasco “farolillo”). Conserva la base cuadrada, el anclaje ligado a la redondez de las curvas y la gota de luz suspendida en el cristal que caracteriza a Jour d’Hermès. En cambio, el color del perfume declara su indiscutible apego a lo absolutamente femenino tiñéndose con un matiz más cálido, de ámbar rosado.
Esta nueva armonía se aprecia en el cuello del frasco, que presenta un engaste “oro rosa” rodeando la claridad del blanco. Como conclusión, el exlibris sella el tapón con ese mismo oro rosa, en una combinación perfecta con el color del perfume.