Breguet ha develado su ya tradicional Edición San Valentín del emblemático Reine de Naples. La interpretación para el 2024, limitada a 28 piezas, luce unas hermosas referencias poéticas.
Esta nueva interpretación se aprecian sutiles toques de rojo sobre su esfera de nácar blanco. El realce que rodea la esfera está engarzado con 66 rubíes engastados a mano, enaltecidos por el destello del bisel que luce espectacular gracias a los diamantes, y de la corona, adornada con un cabujón de rubí.
El toque romántico lo dan los discretos corazones rojos marcan las horas sobre la circunferencia excéntrica las agujas de las horas y de los minutos continúan su apasionada carrera en perfecta armonía con la pulsera de aligátor. Por último, el asa y la hebilla desplegable están cubiertos de diamantes engastados a mano.
El movimiento que late en su interior
La característica caja ovoide mide 33 mm x 24.95 mm, al interior 180 componentes hacen palpitar el corazón del movimiento de carga automática 585/1, equipado con una espiral de silicio, que ofrece una reserva de marcha de 38 horas.
Todos los componentes del calibre, tanto los visibles como los ocultos a los ojos, fueron trabajados a mano como lo dicta la tradición artesanal de Breguet.
El fondo de cristal de zafiro de la caja de oro blanco desvela su masa en platino, así como las decoraciones Côtes de Genève y el achaflanado (biselado de los ángulos), ejecutado minuciosamente a mano en las piezas del movimiento.
La apasionante historia del Reine de Naples
Fue durante su reinado en Nápoles, Caroline Murat, la joven hermana de Napoleón Bonaparte, defendió y promovió las artes y adquirió más de 30 relojes y péndulos de Breguet, su marca favorita.
Además, fue una visionaria ya que mientras las damas de la época llevaban los relojes como el pendiente de un collar, ella encargó al famoso relojero Abraham-Louis Breguet un reloj que pudiera llevar en la muñeca. Fue en 1810 cuando Breguet dio inicio a la creación de esta pieza inédita: el primer reloj de pulsera del mundo. Ideado por una mujer, creado por un hombre.
Desde su entrega en 1812 hasta las reparaciones de 1849 y 1855, los archivos Breguet han registrado la historia y las características de este reloj, cuyo paradero es hoy desconocido.
Su original forma oblonga y con esfera de plata guilloché, era una pieza muy delicada e incluía varias complicaciones: una repetición, las fases de la luna y un termómetro. Por último, lucía un brazalete de pelo e hilos de oro trenzados que permitía llevarlo ceñido a la muñeca.
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