¿Cómo suena el paso del tiempo en un cronómetro? ¿Cómo se logra que un reloj cronógrafo toque mediante tonos no solo la hora, sino un tiempo “contado”, según los deseos del cliente? Lo encontré en la Ciudad de México en su primera visita: él es la mente que dirige uno de los departamentos más fascinantes de Omega, donde se crean las más altas complicaciones, que a veces no todos alcanzan a ver, pero que hacen del “saber hacer de gran mecánica” un gran paso para Omega y sus piezas mas importantes. Él mismo también ha creado proyectos especiales como los “Omega X Swatch”. En sus manos han puesto lo más alto de la relojería de la Casa y también es quien dirige todo el producto que la firma tiene en su estrategia.
Su nombre es Gregory Kissling, Vicepresidente de Producto en Omega. En esta ocasión, nos ayuda a comprender su nuevo Chrono Chime, cómo se desarrolla y cómo se une a la historia de la marca y sus fundamentos, así como al lugar donde han querido llegar. El reloj es fascinante, con 575 componentes, cuenta con una altura de nueve milímetros y, dentro de él, hay multiples patentes para lograrlo; de hecho, el movmieinto es todo en oro Sedna, que Omega ha decidido desarrollar y usar en gran parte de sus piezas. Además, es un Master Chronometer, que lo hace particularmente difícil al ser un repetidor, pero también resiste el magnetismo, por lo que han cambiado componentes ferrosos a no ferrosos, logrando la meta de su precisión de variaciones de cero a más dos segundos al día.
Entrevista a Gregory Kissling, Vicepresidente de Producto en Omega
Guillermo Lira: Gregory, bienvenido a México. ¿Qué te trae a este país en esta ocasión?
Gregory Kissling: Estamos aquí en México para presentar no solo nuestra colección actual, sino también unos proyectos y productos muy especiales, sobre todo el proyecto Chrono Chime. Esos dos relojes son simplemente excepcionales, no solo en términos de valor, sino también en términos de relojería. El desarrollo que logramos durante seis años fue verdaderamente increíble. Lo llevamos a cabo en colaboración con nuestra empresa hermana, Blancpain, con quienes desarrollamos este movimiento excepcional.
Fue un trayecto fantástico. Me gustaría explicar por qué nos embarcamos en la producción de una complicación de tan alto nivel. Definitivamente, se trata de una gran complicación. Si consideramos la pirámide de las complicaciones, es probable que la repetición de minutos se encuentre en la cúspide. Sin embargo, con el Chrono Chime, buscábamos introducir un nuevo tipo de complicación.
En lugar de simplemente tocar la hora, decidimos desarrollar un movimiento capaz de sonar el tiempo transcurrido. Como bien sabe, la precisión es de suma importancia para nosotros. Omega fue el primer cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos en Los Ángeles en 1932. En aquel entonces, no existían dispositivos electrónicos; solo se disponía de cronógrafos de bolsillo. De hecho, aquí tengo uno de esos 30 cronógrafos de bolsillo que se utilizaron para cronometrar los Juegos Olímpicos en aquella ocasión (nos los muestra). Es un cronógrafo de bolsillo con la capacidad de medir tiempos intermedios, con un contador de 30 minutos y un pequeño segundero a las 6 horas. Late a 5 Hz para indicar 1/10 de segundo. Este es uno de los 30 cronógrafos de bolsillo utilizados para cronometrar los Juegos Olímpicos en 1932.
En ellos, la manecilla ratrapante se utiliza para cronometrar tiempos intermedios. Su carátula de esmalte blanco es muy especial. Así que este es nuestro primer hito. El segundo hito es un reloj producido en 1892 por el fundador de Omega, Louis Brandt, quien decidió desarrollar el primer reloj de pulsera con repetición de minutos. La complicación del repetidor de minutos fue inventada por el brillante relojero Thomas Mudge a mediados del siglo XVIII, en la década de 1750.
Era la única manera de conocer la hora en la oscuridad, ya que no había luz ni radio en ese momento. Por lo tanto, la única manera de saber la hora era mediante la complicación del repetidor de minutos. Louis Brandt decidió incorporar un pequeño movimiento del repetidor de minutos en un reloj de pulsera en 1892, casi 20 años antes de la era de los relojes de pulsera.
Por lo tanto, presentar estos relojes fue un paso visionario para Louis Brandt. Este reloj único es solo una de las piezas que pertenecen al Museo de Omega. Además, tenemos este segundo hito que representa nuestro legado en la producción de complicaciones tan grandes.
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GL: ¿Sigue sonando ese reloj de 1892?
GK: Sí, desde 2016, decidimos desarrollar y producir el Chrono Chime. Cuando ves o escuchas esta pieza, realmente piensas en las complicaciones.
En lugar de usar Chrono Chime como nombre para el proyecto, decidimos utilizar el nombre de un pájaro. En los tiempos pasados, Omega solía emplear nombres estatales, como el proyecto Alaska, o nombres de aves para el desarrollo de movimientos únicos. Optamos por el colibrí porque este pájaro tiene una frecuencia muy alta. Este calibre se llama Calibre 1932 para mantener el vínculo con un cronógrafo de bolsillo. Hemos diseñado este calibre completamente desde cero, en estrecha colaboración con Blancpain. Todos los puentes y su placa principal están hechos a mano en oro Sedna. También decidimos utilizar el oro rosa Sedna, ya que, debido a su composición, es una aleación preciosa excepcionalmente resistente. Así que no solo el movimiento, sino también los gongs dobles y la caja están hechos de este material.
Para mejorar el sonido, decidimos fijar los gongs no al movimiento, sino al cuerpo de la caja. Este proyecto implicó seis años de desarrollo y muchas patentes. De hecho, este movimiento contiene 13 patentes y tenemos cuatro patentes más para el resto de los relojes. Una de las primeras patentes es la complicación en sí.
En lugar de sonar la hora, el reloj suena el tiempo transcurrido. Esto significa que el mecanismo de sonería no está fijado a las manecillas de la hora y los minutos, sino a la función del cronógrafo, es decir, el registrador de minutos y el totalizador de minutos. Esto quiere decir que decidimos dividir el minuto en seis décimas. Así que damos las campanadas de los minutos con una nota baja, marcamos los segundos con una nota alta y utilizamos un doble golpe, una doble nota, para las décimas de segundo.
Lo máximo que puede sonar es de 14 minutos y 59 segundos, lo que nos da un total de 15 minutos. Esto se debe a que contar más allá de los 15 minutos resulta bastante complicado. Además, es un guiño al primer cronógrafo de bolsillo, el 18”’ CHRO que desarrollamos en 1913 con el reloj Lawrence of Arabia. Este reloj tenía un registrador de 15 minutos para la mayoría de los eventos deportivos que no superan los 15 minutos excepto el maratón, por supuesto.
El primer desafío técnico fue, sin duda, el órgano regulador. Deseábamos mostrar una décima de segundo, lo que nos obligó a aumentar la frecuencia del escape correctivo a 5 Hz. Hasta ese momento, solo teníamos el escape co-axial oscilando entre 3 y 4 Hz.
Solo producimos unas pocas piezas al año, pero ahora podemos decir que el escape co-axial funciona a una alta frecuencia. Este tipo de proyectos representan un gran avance. Además, tenemos el gobernador magnético que regula la velocidad del mecanismo de golpeo. En un reloj con repetidor de minutos, siempre se necesita un regulador para ajustar la velocidad del mecanismo de sonería. En vez de usar un regulador estándar, hemos optado por el regulador magnético de Breguet, otra compañía hermana del Swatch Group. Estos reguladores magnéticos regulan la velocidad del mecanismo de sonería en un entorno estable y sin fricción. Eso significa que el regulador no produce ningún ruido molesto, lo cual es beneficioso para un mecanismo de sonería mecánico.
La función ratrapante no suena, solo lo hace la función del cronógrafo. Se trata de un cronógrafo ratrapante monopulsador, lo cual significa que solo tenemos una secuencia: inicio, parada, reinicio. Aquí está el pulsador para la función ratrapante y aquí está el pulsador para el mecanismo de sonería.
GL: Cuentanos un poco del movimiento.
GK: En realidad, tiene dos barriletes: uno para la hora y otro para el mecanismo. Además, también es importante mencionar la seguridad. Tuvimos que desarrollar dos tipos de mecanismos de seguridad. Cuando se activa la función del cronógrafo, no se puede ejecutar la función de sonería. Por otro lado, cuando se activa la función de sonería, no se puede iniciar la función del cronógrafo. Esto nos obligó a implementar un mecanismo de seguridad para prevenir cualquier mal funcionamiento. Cuando alguien quiere activar la sonería, debe detener primero el cronógrafo, ya que sin esta función de seguridad, podría dañarse el mecanismo del reloj.
Este reloj es “Master Chronometer”, lo que significa que tanto el reloj como el movimiento deben resistir campos magnéticos de hasta 15,000 gauss, lo cual es mucho para el mecanismo de la sonería. Además, tuvimos que encontrar y reemplazar 50 componentes ferrosos por componentes no ferrosos. Tan fácil de decir, pero mucho más difícil de producir; sin embargo, logramos ese objetivo.
GL: ¿Existe un área de altas complicaciones dentro de Omega? Porque usted menciona Breguet y Blancpain.
GK: Esto se refería al proceso de desarrollo, pero la producción del movimiento, la decoración y el montaje tanto del movimiento como del reloj se realizan internamente. Tenemos las instalaciones de producción en el gran edificio, pero en el cuarto piso se encuentra el Atelier d’Excellence. Nos gusta la redacción en francés, porque la lengua materna de la relojería es el francés. En esta área, lo que hacemos es producir nuestro tourbillon, así como la serie Calibre 321, y actualmente, los relojes Chrono Chime.
También fabricamos relojes de bolsillo, como el calibre Omega 19-ligne, el primer reloj de pulsera, todas estas piezas de alta gama se producen en esta área. Para darle un ejemplo, el Calibre 321 se ensambla dos veces. Hacemos el montaje la primera vez, realizamos los ajustes necesarios, después limpiamos el movimiento nuevamente. Entonces, desmontamos el movimiento, lo limpiamos y volvemos a ensamblarlo, como se hacía en los viejos tiempos.
El concepto del Calibre 321 se remonta a los años 40. Es por eso que siempre tenemos que realizar algunos ajustes. Se tarda tres meses en hacer un solo reloj por relojero. Nos encargamos de la decoración de los puentes y de los diferentes componentes y luego del montaje del movimiento y del reloj, así como de todas las pruebas.
GL: ¿Cuántos pueden hacer?
GK: La capacidad máxima es de aproximadamente 10 piezas al año.
GL: ¿El servicio del reloj se encuentra en la misma área?
GK: Absolutamente. Es más, siempre el mismo relojero es el encargado. Este reloj es uno de nuestros primeros productos y está completamente inspirado en el reloj de bolsillo, siendo el primer reloj de pulsera con repetidor de minutos. De hecho, puedes cambiar la correa, lo que te permite usarlo como un reloj de bolsillo o como un cronómetro del 1932.