David Candaux es una Casa hecha de pasión, de artesanía relojera, quizás desconocida para muchos, pero valorada por otros tantos, de nuevos seguidores y también de conocedores de años del hacer relojero reconociendo la labor que hoy esta Casa es capaz de imaginar, diseñar, planear, producir y entregar a clientes.
Si bien, un número reducido de piezas, entre 12 y 15 al año –pero con una impresionante diferenciación mecánica, estética y relojera. Moderna, pero a la vez de alta escuela, de pasión, pero igualmente de expertas manos y mentes dedicadas por generaciones y una vida a la creación relojera. Hoy al ver uno de sus relojes, no hay duda de que se trata de un David Candaux.
Cada paso de David Candaux ha sido planeado, para llevar a cabo una relojería de alta escuela al que requiere un nivel de conocimientos y dedicación que pocos pueden entregar. Entre sus esfuerzos por darse a conocer pudimos encontrarlo en la Ciudad de México, la cual ha visitado ya cinco veces para dar a conocer sus piezas. Pocas veces conocemos al relojero, al fundador, al visionario y al creador de las piezas, al innovador con la realidad por delante.
Inspirado por Philippe Dufour, como su referente nos comparte: “Él me decía que, a pesar de los altibajos, era crucial seguir mi pasión y mi corazón. Philippe fue un gran ejemplo a seguir, porque lo vi crear piezas excepcionales”.
Dentro de su Manufactura tres figuras relojeras hacen realidad las piezas, su padre, un relojero y él mismo.
Guillermo Lira (GL):¿Qué es lo más importante para darse a conocer?
David Candaux (DC): Lo más importante son las conexiones humanas. Era crucial conectar a los coleccionistas, los socios y la marca.
GL: ¿Nos podría compartir los principales retos que enfrenta en este momento?
DC: Hay varios desafíos. Es necesario dar a conocer la marca y su ADN, ya que su historia es relativamente joven, aunque tengo más de 30 años de experiencia colaborando con otras marcas. Debemos ganar reconocimiento, es necesario seguir innovando, desarrollando nuevos productos y trayendo nuevas ideas al mercado.
Hay dos principales desafíos que enfrentamos: por un lado, establecer la comunicación con los coleccionistas y el público en general, y, por otro lado, seguir creciendo y desarrollándonos, mientras mantenemos nuestra posición como una marca de tamaño pequeño.
Un equipo reducido pero con gran pasión
GL: ¿Nos puede compartir cuántas personas trabajan con ustedes y cuántos relojes pueden producir cada año?
DC: Somos totalmente transparentes al respecto. El equipo de producción en el taller es muy reducido, compuesto únicamente por tres relojeros (mi padre, yo y un relojero más). En el departamento de comunicaciones y ventas, tenemos dos personas. Por lo tanto, el equipo completo consiste en cinco personas. Es un equipo pequeño, pero con una gran pasión por el producto.
En cuanto a la producción, fabricamos aproximadamente 12-15 piezas al año. Esto también subraya nuestro enfoque en la excelencia del producto y la exclusividad. Cada pieza de la colección es complicada y elaborada en titanio en todos los calibres. Somos los únicos que elaboramos todos los componentes en titanio, lo cual es muy exclusivo.
Hay muchas horas de trabajo detrás de cada reloj. Por eso es crucial que nos movamos y comuniquemos para que las personas comprendan las diferencias en comparación con otras marcas.
Esta distinción también nos permite destacarnos en este vasto mercado de marcas y ocupar verdaderamente nuestro lugar. Es un privilegio exclusivo poder ofrecer nuestros relojes.
También estamos trabajando en nuevos modelos para incrementar un poco nuestra producción. Tal vez podamos aumentar nuestra meta a 40-50 relojes al año en los próximos años. Sin embargo, no queremos sacrificar la artesanía en favor de la industrialización. Queremos mantenernos fieles a lo tradicional y artesano. Cuando te enfocas en el arte con meticulosidad, no puedes producir grandes cantidades al mismo tiempo. Este es realmente nuestro objetivo: permanecer centrados en la calidad de las piezas y en su aspecto humano.
Guillermo Lira: Les daremos la bienvenida en otoño en México, para descubrir los relojes. Debe ser difícil para una marca independiente tan meticulosa y centrada en la calidad tratar con los proveedores.
David Candaux: No, no es complicado, ya que mantengo una estrecha colaboración con solo cinco proveedores con los que tengo una relación de muchos años. No cambio de subcontratistas cada año. Es realmente una relación a muy largo plazo, con el objetivo de realmente mejorar continuamente la calidad. Solo el movimiento contiene 396 componentes.
En total, el reloj tiene entre 441 y 445 componentes. Si llega a faltar algún componente, no puedo terminar los relojes. Por eso, realmente busco sincronizar los procesos para tener todo en su momento adecuado y poder terminar las piezas. Tenemos cinco subcontratistas con los que llevo colaborando 15 o 20 años, así que los conozco perfectamente y saben exactamente lo que necesito.
Una carrera de relojero que se construyó poco a poco
GL: Usted nació, creció, fue educado y ha trabajado en la industria relojera durante toda su vida. Es decir, siempre ha querido ser relojero.
DC: En los años 90, solo habían pasado unos pocos años desde que la industria relojera había salido de la crisis del cuarzo. Cuando quise definir mi carrera, mis padres no me animaron a entrar en el negocio de la relojería porque no lo veían como una carrera prometedora. Mi padre me dijo que, si elegía ser relojero, siempre tendría trabajo, pero que no sería una carrera para el futuro.
Fue realmente una visita a Jaeger-LeCoultre cuando tenía 13 o 14 años, cuando por primera vez pensé en ser relojero, aunque también había considerado ser cocinero. Fue cuando vi el reloj Reverso de dos caras, una edición que celebraba el 60 aniversario del modelo. Fue la primera vez que vi un tourbillon en un reloj de pulsera, con su estilo único de Art Déco. En aquel momento, era una pieza muy contemporánea.
Lo mismo ocurrió con la marca. No fue que un día decidí fabricar mi propio reloj. Al principio, empecé con tareas como relojería, montaje y limpieza de relojes, realmente realizando el trabajo de un relojero. No se trata simplemente de fabricar relojes.
El relojero tiene que ensamblar y ajustar los relojes. Poco a poco, me convertí en un relojero completo. Aprendí a construir y diseñar relojes. Estudié relojería durante 16 años, al mismo tiempo que trabajaba. Aprendí a restaurar, construir y diseñar. Nunca pensé en hacer mi propio reloj, ni en crear mi marca. Así que, durante 17 años, diseñé mi reloj en silencio. Luego, como suele suceder en la relojería, de repente varias personas empezaron a preguntarme cuándo iba a lanzar mi marca.
Durante todo este proceso de aprendizaje, también exploré la dinámica de la relojería con Jaeger-LeCoultre. Desde 1990 hasta 2010, estuve inmerso en este proceso, deseando aprender más y participar activamente en él.
GL. ¿En qué ciudad nació?
DC: Nací en Les Charbonnières, pero ahora vivo en Le Solliat, en el mismo pueblo que Philippe Dufour. Philippe es una persona a la que conozco desde que era muy joven. Durante mi proceso de aprendizaje, Philippe era un verdadero referente para mí y me inspiró enormemente. Él me decía que, a pesar de los altibajos, era crucial seguir mi pasión y mi corazón. Philippe fue un gran ejemplo a seguir, porque lo vi crear piezas excepcionales.
Philippe fue la persona más famosa que me influenció, pero posteriormente hubo otras personas que se cruzaron en mi camino y que también amaban su trabajo, logrando transmitirme su pasión.
GL: ¿Tiene hijos?
DC: Tengo un hijo y una hija.
GL: ¿Alguno de ellos seguirán su camino?
DC: No lo creo. Quiero que amen su propio trabajo y que disfruten cada día. Ellos están en el taller todos los días con su abuelo y conmigo, pero en ningún momento les digo que es un buen trabajo para ellos. Más bien, es un trabajo que a mi padre y a mí nos gusta. No desarrollé una marca para ellos, sino que creé una marca para mí mismo. Sin duda, mi objetivo es que la marca perdure. Pero el día que me detenga, la marca podría detenerse o seguir adelante.
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