“Gracias a su comunicación, Clifton ha sido un gran éxito comercial”: Alain Zimmermann, CEO.
Amigo de este medio y excelente anfitrión, nos promete una sorpresa y cumple… La marca se refuerza en su colección para caballeros; presentada el año pasado, lleva por nombre Clifton y, en este 2014, crece: aparecen los cronógrafos, un fechador retrógrado además de un nuevo tamaño –de 30 mm– excelente para regalar entre parejas y nuevos modelos de correa para el Linea. Pero de entre dichas adiciones podemos destacar la aparición de un torbellino, sí, a pesar de que no será esta la dirección de la marca en los años que vendrán, Alain quiso demostrar el alcance de Baume & Mercier y, al mismo tiempo, celebrar al tourbillon de bolsillo realizado en 1892, que mantuviera un récord de precisión durante diez años.
Ésta es la percepción de marca que tenemos con respecto a Baume & Mercier, que año con año nos sorprende fiel a su máxima como empresa, una de las más antiguas de relojería Suiza, la séptima para ser exactos: “Acepten solo perfección, solo relojería de la más alta calidad”.
Así es que Baume & Mercier presentó las adiciones a Clifton, entre las que destacan las ya publicadas por esta redacción: 30 mm con movimientos automáticos y cuarzos, retrógrado y cronógrafo, pero a los que se suma una pieza que no pretende comercializarse de manera importante, busca enviar un mensaje de legitimidad e historia relojera de la más alta manufactura, y qué mejor complicación que el tourbillon.
Uno de los movimientos más bellos –y complejos– ha sido revivido por B&M, que recupera el reloj de bolsillo que la casa relojera creo durante el siglo XIX, pieza que se hizo acreedora a: 10 Grandes Premios y 7 medallas de oro. La elaboración respeta los rasgos estéticos del reloj original y los traslada a los códigos de diseño de la línea Clifton, logrando con ello un resultado sumamente majestuoso, que toma la forma de un torbellino volante dispuesto a las 9 horas.
Albergado en una caja de oro rojo de 45.5 mm, sus asas curvas y el cristal “chevé” realzan gracias a una correa de piel de aligátor cosida a mano que se abraza a la muñeca gracias a un cierre con hebilla de ardillón.