No es el nombre oficial, pero sí es la manera en la que muchos coleccionistas y prensa especializada describe a este ejemplar tan veloz como mágico; tan lleno de color y de historia.
Rolex presenta una preciosa y resplandeciente versión de su icónico reloj desarrollado en oro Everose de 18 quilates. Pero eso no es todo, el rasgo más particular de esta pieza es que el bisel de cerámica se sustituye por un degradado de zafiros con los colores del arcoíris, de ahí su nombre.
La caja, a su vez, luce un precioso engaste de 56 diamantes talla brillante engastados en las asas y los protectores de la corona. Al tiempo que los índices se convierten en 11 zafiros talla baguette que combinan con la tonalidad propuesta en el bisel según su posición.
Otro distintivo estético es que los contadores del cronógrafo están hechos en Gold Crystals rosa, un material que surge de la cristalización de la aleación del oro rosa, haciendo lucir al metal precioso de forma única e hipnótica.
Como todo Oyster Perpetual Cosmograph Daytona, está animado por el calibre 4130 con certificación de Cronómetro Superlativo, al tiempo que se abraza al pulso un brazalete Oyster de eslabones macizos en oro Everose de 18 quilates con insertados de cerámica y cierre de seguridad Oysterlock. Este brazalete cuenta con la cómoda extensión Easylink, un sistema patentado por Rolex en 1996, que permite ajustar fácilmente su longitud en 5 mm aproximadamente, a fin de garantizar un ajuste perfecto en la muñeca.
Gemología
Rolex y su oficio relojero le llevaron a replicar dicho savoir-faire a partir de la selección de los mejores minerales y su posterior labor de engaste. Con ello damos cuenta de que la marca logra la perfección en cada una de las materias en las que incursiona.
Selección
La firma recibe la mejor calidad de diamantes, zafiros, rubíes y esmeraldas a fin de dotar a sus relojes de un engaste virtuoso. Para ello dispuso de su propio departamento de gemología y engastado, luego impuso criterios sumamente exigentes y de los engastadores más reconocidos de Suiza. El trabajo de dichos artesanos es el de fijar cada una de las piedras de forma tal que se destaque de manera individual y en lo colectivo una vez engastado a uno de los componentes del reloj.
Para garantizar la calidad de las piedras, además de su propia pericia, los gemólogos tienen a su disposición numerosas herramientas de análisis que facilitan información de la composición química de las gemas. Los diamantes, por ejemplo, se someten sistemáticamente a pruebas de rayos X para confirmar su autenticidad.
Una vez que se consigue la mejor de las materias primas en cuanto a piedras preciosas se refiere, el siguiente paso consiste en tallar las piedras en facetas perfectas según la geometría en donde se colocarán. La talla en los diamantes favorece a la intensidad y número de reflejos, con lo cual se logran tonos llenos de color como en el caso del arcoíris. En cuestión de diamantes, Rolex selecciona únicamente las piedras catalogadas con los valores IF (Internally Flawless), las cuales gozan de una transparencia excelsa que será embellecida con el tallado mencionado.
Engaste
Luego de la selección, revisión y tallado, las piedras se ponen a disposición de los engastadores. Estos diestros artesanos desarrollan una increíble labor en donde sellan las gemas unas sobre otras en los relojes. Para ello, ingenieros y artistas llegan a una determinación que guarde el equilibrio entre la belleza estética y la funcionalidad del conjunto, todo con la finalidad de poder colorar los minerales con precisión de micrones entre los elementos seleccionados para embellecer. Asimismo, se toma en cuenta que cada piedra se sujete con todas las garantías en su lugar, a fin de que este brillo permanezca inalterado a pesar del paso de los años.
Los engastadores de Rolex dominan las técnicas más complejas en la materia como lo es el engaste cerrado, en donde la gema se fija en su cavidad mediante un reborde metálico que se prensa sobre su contorno. En cuanto al engaste en carril, también conocido como baguette, dicha técnica permite alinear las piedras, generalmente rectangulares o trapezoidales, unas junto a otras para formar una tira o círculo, por ejemplo, el engastado sobre el bisel. Este tipo de técnicas se suma a los esfuerzos en el trabajo de la selección de minerales preciosos y a la altísima capacidad de la Casa por mantener un estándar elevado y criterios de calidad que son garante de las cualidades de tener un Rolex.
Rolex Cosmograph Daytona
Su nombre completo es Oyster Perpetual Cosmograph Daytona, pero los apasionados a la cronometría y a las competencias de deporte motor le decimos simplemente Daytona. Ese nombre tan poderoso tiene su origen a principios de la década de los 60, cuando la marca se encontró con el motoracing y estas disciplinas, a su vez, con la precisión y excelencia de los relojes Rolex.
La firma decidió nombrarle así debido a los retos de velocidad que sucedían en la ciudad de Daytona Beach, en la Florida, forjando su leyenda producto de las carreras acontecidas en la famosa playa de arena dura, Rolex Daytona escribió su historia y pronto la historia le erigió como el modelo más cotizado.