La relojería suiza es sinónimo de calidad, confianza y lujo. Sin embargo es una industria similar a algunas otras líderes en su segmento: la automotriz alemana; la industria tecnológica japonesa o la industria de la moda italiana, por ejemplo.
Para comprender a la industria relojera suiza hay que saber que es el tercer exportador más grande del país helvético, sólo detrás de los productos químicos y de la maquinaria. Las manufacturas Swiss Made han tejido un gran número de relaciones comerciales a nivel global, por lo que se pueden encontrar en todos los países, y a precios que se adaptan a prácticamente todos los presupuestos.
Amplia oferta de productos
El Swiss Made ofrece una amplia oferta en relojes de moda que no superan los 3 mil pesos promedio, como es el caso de Swatch. Y hace lo propio con la llamada Alta Relojería, en donde una Gran Complicación supera cientos de miles de dólares o decenas de millones de pesos. Es esta variedad y vocación mundial la que ha asegurado el éxito de la industria. Claro, tuvo que venir una “revolución” tecnológica para abrir la oferta, también conocida como crisis del cuarzo.
En los años setenta y ochenta, las crisis económicas y los trastornos tecnológicos debidos a la aparición del reloj de cuarzo provocaron una importante reducción del tamaño de la industria: de unos 90 mil empleados en 1970, la población activa se redujo a poco más de 30 mil en 1984. La estructura suscitó un cambio dentro de la industria, pero el regreso –protagonizado por la relojería mecánica– en las décadas siguientes hizo que el sector volviera al centro del escenario y la mano de obra comenzara a aumentar gradualmente. En 2013, año récord de venta para la exportación de relojería Swiss Made*, se contabilizaron unas 57 mil 300 plazas de trabajo relacionadas a la industria, tan sólo en Suiza. Sin embargo el número de empresas pasó de 1 mil 600 a 572 (1970 a la fecha). Cifras de la FHS.
Qué es un reloj de Manufactura
Históricamente, la industria relojera suiza se desarrolló según una estructura horizontal especializada en la que los proveedores y subcontratistas entregaban los movimientos y las piezas externas a los ensambladores, llamados établisseurs, quienes luego ensamblaban y vendían el producto final.
Sin embargo, la relojería suiza también ha seguido el modelo de una estructura vertical, integrada en diversos grados, por lo que el reloj es producido en su totalidad por la misma empresa, denominada manufactura.
Mercados principales y competencia
Si bien la industria relojera suiza está presente en los cinco continentes y exporta el 95% de su producción, la distribución geográfica de las ventas no es uniforme.
Asia absorbe el 53% de las exportaciones de relojes suizos en valor, Europa el 31% y América el 14%. África y Oceanía representan cada una alrededor del 1%. Sólo los quince principales mercados representan más del 80% de las exportaciones. Hong Kong, Estados Unidos y China son los tres principales mercados de la industria relojera suiza.
Resurgimiento, apalancamiento y fortaleza
A mediados de la década de 1970, la industria relojera suiza se consideraba perdida, ya que se había perdido la batalla contra la industria japonesa en plena revolución del cuarzo, consecuencia de la desestimación helvética. A ello le continuaron las crisis económicas locales y globales. Sin embargo adoptaron la tecnología y presentaron un sello que hoy es más fuerte que nunca: Swiss Made, a favor de la calidad, las garantías y el estatus, convirtiéndola en una de las denominaciones de origen más sólidas del planeta.
Cuarenta años después, está claro que su reconversión estructural para ha triunfado, a tal grado que es uno de los pilares clave de la economía suiza, y que sus productos marcan el estándar por el cual se rige el resto de la producción relojera mundial. Actualmente el Grupo Relojero de mayor facturación es suizo, Swatch Group, mientras que Rolex, Tudor, Patek Philippe, Audemars Piguet y algunas otras empresas encabezan la producción y exportación en miles de unidades que representan miles de millones en ingresos. Grupos como Richemont, con herencia internacional, han situado su sede en Ginebra, mientras que LVMH y Kering, si bien cuentan con capitales franceses, respetan la tradición de la manufactura y proveeduría con calidad Swiss Made.
*Récord por ventas de exportación en 2013: 21.800 millones de francos suizos. Te invitamos a analizar el siguiente estudio de la industria desglosado por Deloitte, click aquí.