En repetidas ocasiones les hemos hablado en este espacio de la facilidad de lectura que ofrecen los relojes BALL Watch, característica que los ha definido desde los orígenes de la empresa, cuando su fundador, Webb C. Ball, creó en 1891 estándares de legibilidad muy precisos.
Desde hace más de 10 años, la marca decidió apostar por una tecnología sin precedentes que permitiera leer la hora en cualquier situación y en las condiciones más extremas.
Microtubos de gas
El procedimiento utilizado por BALL Watch es una tecnología suiza puntera, que consiste en la captura del tritio en forma gaseosa dentro de unos microtubos de vidrio. Cuando las moléculas de tritio tocan la superficie interna coloreada de las cápsulas, desprenden una energía luminosa. Lo más impactante de este fenómeno es que puede producirse durante más de 20 años sin necesidad de recarga procedente de una fuente externa. Además, su luminosidad es 10 veces más intensa que otros sistemas luminiscentes habitualmente utilizados en la relojería. Por otra parte, el sistema de microtubos de seguridad permite aprovechar todas las ventajas del tritio, sin preocuparse por su radioactividad.
Diseño y estética, de día y de noche
Los diseñadores del reloj BALL Watch se esmeran en mejorar la estética tanto para el día como para la noche y los microtubos ofrecen una infinita gama de posibilidades creativas, gracias a la gran variedad de colores de su revestimiento interno.
Otra de las ventajas es que pueden ensamblarse y formar cifras o formas diferentes. La vistosidad que otorga esta tecnología motivó a la Manufactura a equipar a cada uno de los modelos BALL con estos tubos fotógenos que ofrecen facilidad de lectura, tecnicidad, originalidad y sofisticación: en otras palabras, la firma exclusiva de BALL.