Cuando pronunciamos su nombre simple y sencillamente nos cuesta trabajo: A. Lange & Söhne, al igual que aprender el idioma alemán, las matemáticas son para unos cuantos, y para los otros un reto que implica dedicación y máxima atención a una disciplina que es tan necesaria como imprescindible; las matemáticas se encuentran en todo, y basados en esta ciencia podemos encontrar respuestas a la totalidad de nuestras preguntas, es decir, hasta el amor puede explicarse a partir de alguna ecuación matemática.
La relojería, como parte de las disciplinas mecánicas, hace uso de esta especialidad para la medición de sus componentes, la aproximación a las cualidades reales naturales que experimentará el reloj y la viscosidad de cada uno de los aceites empleados al interior del mecanismo. La relojería está llena de números, y es así como hace más de 200 años, El Salón de las Matemáticas y la Física sentó las bases para que en 1845, Ferdinand A. Lange estableciera su Manufactura en las montañas de Glashütte, y con él, el nacimiento de la relojería sajona.
Hoy en día, A. Lange & Söhne ha extendido su brazo al museo con el fin de preservar la historia de esta ciencia, su evolución y la de Europa en general, que vio en este espacio, una sede de investigación y desarrollo para el bien común de la humanidad. Relojes de pie, de pulso, un autómata, dos relojes Lange de bolsillo, de los cuales destaca el Grande Complication de 1902 con el número de serie 42500, que fue recuperado 100 años después de su creación, exhiben la expertise relojera de sajonia, que hoy se reaviva con el Grand Complicaction de pulsera, presentado este año.