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Falsificación: un mal de nuestro tiempo


 |  14 diciembre, 2012

WW-INVIERNO 2010. ¿Qué es la falsificación? En pocas palabras: un robo intelectual, una sustracción del ADN de las marcas y sobre todo un gran peligro, porque al adquirir este tipo de artículos se financia al crimen organizado.

La falsificación de productos es un fenómeno global que afecta prácticamente a todo tipo de industrias, y la de la alta relojería no es la excepción. Esta actividad, en todas sus modalidades, representa el 7% del comercio mundial, o sea, cerca de 400 millones de dólares anuales.



Se estima que a nivel mundial se producen 40 millones de relojes falsos, mientras que los reales suman 22 millones, cifra que habla de la magnitud del problema.

Para la Fondation de La Haute Horlogerie, FHH, fundada hace cinco años y a la que pertenecen 26 marcas que representan legítimamente la autenticidad, la creatividad y la innovación, la falsificación es un tema que preocupa y sobre todo, ocupa.

El problema de fondo para los fabricantes bien establecidos -los que sí cumplen con las leyes e invierten en investigación y desarrollo-, no radica en las imitaciones baratas y burdas que se venden en las calles, sino en las falsificaciones denominadas de segunda generación: aquéllas que sí son convincentes, las que a simple vista parecen genuinas y que logran infiltrarse en el mercado formal confundiendo a los clientes, quienes al final se sienten engañados y pierden la confianza en la industria.

Los falsificadores de relojes -difícilmente rastreables- han encontrado en Internet el medio idóneo para extender sus redes y comercializar sus productos. Diariamente y con una facilidad alarmante, aparecen y desaparecen sitios web que ofrecen abiertamente réplicas, normalmente provenientes de Asia.

Ante la complejidad de esta situación, la FHH ha desarrollado campañas de gran impacto visual y conceptual. Frases tan fuertes como: “Relojes falsos son para personas falsas”, buscan crear conciencia en los consumidores y contener el fenómeno.

Por su parte, desde sus trincheras, los fabricantes hacen importantes esfuerzos para combatir este mal mediante la creación de novedosos mecanismos y sistemas –como el Bubble Tag de Parmigiani- que permitan confirmar la autenticidad de las piezas y hagan más difícil su falsificación.

El reto que enfrenta esta industria es muy grande, sin embargo, la tradición, calidad, innovación y el savoir faire de las marcas de alta relojería son cualidades infalsificables.

 

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ESCRITO POR

Comunicóloga especializada en medios impresos y electrónicos. Escribir me apasiona tanto como la alta relojería con su preciso y encantador tic-tac.



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