En principio de cuentas y, previo a pasar a la visión de Katie Rodgers repasaremos la colección Hybris Artistica, que se compone de una docena de piezas de extraordinaria belleza; mecánica y decorativa. Todo ello ha sido posible gracias a la filosofía que comandara Antoine LeCoultre: desarrollar todo bajo un mismo techo, y hoy 180 años después del nacimiento de la manufactura que ostenta su apellido, Jaeger-LeCoultre desarrolla 180 oficios-artesanías in-house, por lo que para JLC no hay imposibles, el límite es la imaginación.
Master Grande Tradition Gyrotourbillon 3: albergado en una caja de tantalio, su Gyrotourbillon volante y su espiral esférica ofrecen un vaivén mecánico tridimensional, una hazaña de la micromecánica y la precisión, pero además se ha añadido un cronógrafo de exhibición digital instantánea, lo cual confirma ser el primer mecanismo de este tipo asociado una alta complicación.
Master Grande Tradition Tourbillon Céleste: una pieza que en definitiva propone una sorprendente interpretación del tiempo. Para revelar plenamente el aspecto astronómico, el tourbillon volante orbital no solo indica el paso de la hora civil, sino también el de la hora sideral, cuya duración es aproximadamente cuatro minutos más corta que la hora Solar. El tourbillon volante orbital se desplaza al ritmo de las estrellas y de las constelaciones y gira con la esfera en una extraordinaria coreografía sideral. Apoyados en técnicas como el Guilloché y la tridimensionalidad de la carátula, Jaeger-LeCoultre dota a esta pieza de una exhibición espacial astronómica excepcional.
Master Gyrotourbillon I: su construcción mecánica sorprendió al mundo en el 2004, pues está dotado de una jaula exterior ultraligera que da una vuelta sobre su eje en 60 segundos y una jaula interior que alberga el volante, la espiral y el escape y que gira sobre sí misma en torno a un eje que forma un ángulo de 90 grados con respecto a la primera. El volante se desplaza como en ingravidez en ese microcosmos de sorprendente ligereza, además de presentar la indicación de la ecuación activa del tiempo. Por la parte estética se presenta una carátula esqueletada, por lo que además de su vistosidad, las prestaciones de la pieza continúan inalterables y han sido llevadas al límite de una prodigiosa construcción.
Duomètre à Grande Soonerie: la línea con dos fuentes energéticas para las funciones tradicionales y para las complicaciones dio muestra de sus alcances hace cinco años con la presentación de una pieza que revolucionó el sonido gracias a un carillón Westminster que toca la nota del Big Ben con holgura y largueza. Diez patentes se presumen en este guardatiempo, que ha sido coronado con la belleza de una carátula de cristal de roca, dando diferentes tonalidades y un sitio místico a la mirada del coleccionista.
Duomètre Sphérotourbillon: el revolucionario Dual Wing integra dos mecanismos autónomos que incorporan su propia fuente de energía y comparten un órgano regulador común. La principal característica de este Duomètre es su Sphérotourbillon, en el que se ha añadido un eje de rotación suplementario que permite obtener un movimiento de rotación tridimensional. Además de la revolución en torno al eje de su caja de titanio, el tourbillon gira en torno a un segundo eje, inclinado 20 grados. La combinación de estas dos rotaciones distintas y rápidas permite liberar al reloj de los efectos negativos de la gravedad sobre el volante y corazón de la pieza, pero ¿cómo se destaca la belleza de algo así? Jaeger-LeCoultre solicitó realzar la estética gracias a dos domos de cristal de zafiro ajustado con las asas de oro blanco de 18 quilates, adicionalmente, el zafiro se encuentra también en el puente de zafiro utilizado para el Sphérotourbillon, por lo cual destaca inmediatamente al «similar» el ballet de un torbellino sin sostén.
Duomètre Sphérotourbillon Émail: igualmente apoyado en el concepto Dual Wing, se revelan la hora local y la fecha a la derecha, mientras que a la izquierda aparece el Sphérotourbillon, pero a las 12 se corona la carátula con la indicación de un segundo huso horario de 24 horas. Para esta bellísima pieza, se ha utilizado una técnica de esmalte azul escarchado, que aporta una dimensión diferente a cualquier otra que se conozca, pues se rayan copos de plata y se juntan con el esmalte para un posterior proceso de horneado superior a los 800 grados centígrados, dando un toque como si se tratara de polvo de estrellas. Al igual que su «hermano», este Duomètre esmaltado también presenta un «anfiteatro escalonado» que centra la mirada en el tourbillon multiaxial sujeto gracias a un puente de zafiro que nos hace volar.
Reloj de bolsillo Duòmetre Sphérotourbillon: ¿qué más se puede pedir a una pieza como éstas? Probablemente regresar al pasado y presentar un reloj de bolsillo con esta tecnología. La inspiración surge de una pieza de 1928, mientras que el torbellino se exhibe a las 6 h, la arquitectura de la pieza hace uso del zafiro y los esmaltes para acentuar la sofisticación de un reloj con esta categoría.
Grande Reverso Tourbillon Squelette: una de las piezas más solicitadas por los coleccionistas, poseedora de un espíritu deportivo art-déco innegable, en esta excelsa versión, Reverso eligió la transparencia total para revelar mejor su alma relojera y virtuosismo técnico. Simplemente la caja reversible del Grande Reverso Tourbillon Squelette es íntegramente transparente, esto fue logrado gracias a dos placas de cristal de zafiro, pero su calibre calado en platina y puentes, revela su tren de engranaje como si se tratara de un mecanismo imaginario y un laberinto de la relojería tan precioso como complejo.
Reverso Cordonnet Neva: ya hemos abordado el tipo de engaste que se realiza en Jaeger-LeCoultre, por lo que su linaje y gloriosa estética coronan su estilo art-déco totalmente engastado cual si se tratara de un glaciar. El reto máximo cobra vida al engastar el lienzo posterior del reverso, permitiendo dejar la altura mínima para poder rotar la caja de este excepcional guardatiempo que, al tacto es suave cual terciopelo.
Rendez-Vous Célestial: una de las predilecciones de Antoine era el espacio astronómico y su relación con el tiempo, es por ello que esta pieza alberga el arco de las horas estilizadas por los emblemáticos números afinados, y está íntegramente engastada con diamantes baguette en técnica rock setting, mismo que atesora en sí mismo el secreto de su creación, se caracteriza por la ausencia de metal entre las piedras. Sujetadas por debajo, ofrecen su destello sin que ningún elemento metálico perturbe su belleza. El brillo final de la esfera es simplemente fenomenal. Crea un aura luminosa en torno a la apertura elíptica que alberga al disco, el cual ofrece el espectáculo de la carta del cielo. Los doce signos del zodiaco están pintados a mano sobre la esfera giratoria de lapislázuli, una de las piedras más atesoradas en la actualidad.
Rendez-Vous Tourbillon: los diamantes han sido seleccionados y posicionados según la técnica que la Manufactura ha perfeccionado. El brillo es penetrante. Sobre todo, la esfera ofrece un rostro de pureza infinita que se conjuga maravillosamente con este modelo icónico destinado a destacar la belleza femenina.
Atmos Marqueterie: el excepcional reloj atmosférico también recibe un infinito manto de creatividad y belleza, por si no fuera ya lo suficientemente hermoso. Continuando con el ámbito del cristal de zafiro, cuyo fondo está grabado con los mismos motivos que las puertas de madera, el tiempo se hace visible con una regularidad altamente precisa, sobre las carátulas de las horas y de los minutos realizadas en esmalte Gran Fuego. Las fases de la Luna cedieron a la insólita seducción de la madera, elegida por sus tonalidades cálidas, que evocan las miniaturas de Mucha delicadamente representadas en las puertas del Atmos. Incrustado con diamantes como un sembrío de estrellas, el disco de la Luna ofrece su preciosa indicación.
Con esta breve descripción de lo que se ha tardado años en ejecutar y dominar, pretendemos que usted, entusiasta y avisado lector, pueda comprender que un artista se inspire para generar dibujos de ensueño, y es que cuando el que admira pertenece a este mismo nivel de artesanía, su imaginación vuela para descifrarse a sí mismo en torno a lo que contempla frente a él, en este caso fue Katie Rodgers quien describe con sus trazos a la Hybris Artistica, atesorando cada trazo y línea en particular. Recorre la galería y juzga la semejanza entre relojería y arte, dándote cuenta de que se trata de disciplinas idénticas.