El cronógrafo es una de las complicaciones más útiles y una de las que requieren un profundo savoir faire. Asomémonos brevemente a su historia, su funcionamiento y sus grandes complicaciones.
Breve historia de la cronografía
Cronógrafo es una palabra que proviene del griego χρονογράφος, y que se forma a partir de las raíces χρόνος (khrónos, tiempo) y γράφειν (gráphein, escribir). De esta forma, el significado literal de cronógrafo es “el que escribe el tiempo”. Este poético nombre responde a razones históricas: durante mucho tiempo se reconoció al francés Nicolas Mathieu Rieussec como el inventor del cronógrafo, en 1821, por encargo del rey Louis XVIII para determinar la duración de las carreras de caballos. Su invento depositaba, a demanda, una gota de tinta sobre una carátula giratoria para indicar el tiempo transcurrido. Literalmente, escribía el tiempo.
Como si de una novela de suspenso se tratase, en 2012 la historia del cronógrafo dio un giro inesperado cuando se descubrió un instrumento creado por Louis Moinet entre 1815 y 1816. Considerado como un cronógrafo, según los estándares actuales, es decir, con funciones de inicio, paro y puesta a cero controladas con dos botones, el llamado Compteur de Tierces (contador de tercios) puede medir 1/60 de segundo con una manecilla central, los segundos y minutos en dos subcarátulas separadas, y las horas en una subcarátula de 24 horas.
Muy adelantado a su época, y diseñado para medir eventos astronómicos, el balance del cronógrafo late (en presente, pues el instrumento aún existe y es funcional) a 216,000 vibraciones por hora (60 vibraciones por segundo), es decir, una sorprendente frecuencia de 30Hz.
Desde 2013, el primer cronógrafo del mundo se atribuye a Louis Moinet, además de ostentar el récord como el primer cronógrafo de alta frecuencia, lo que lo coloca como el instrumento de medición del tiempo más preciso de su época. Por cierto, la frecuencia resulta relevante para la precisión de un cronógrafo porque, a mayor frecuencia, mayor su capacidad para medir intervalos más cortos de tiempo, como décimas, centésimas, milésimas o diezmilésimas de segundo.
¿Qué es un cronógrafo?
Según la definición moderna, un cronógrafo es una pieza de medición del tiempo que, además de mostrar la hora, es capaz de medir a demanda intervalos cortos de tiempo usando al menos una manecilla adicional, que puede ser iniciada, detenida y puesta a cero mediante un sistema de control, sin que ello altere el funcionamiento del movimiento del reloj.
Esta función puede no estar asociada con un reloj, en cuyo caso, se le puede llamar temporizador, o stopwatch. No debe confundirse con “cronómetro”, que es una certificación que indica que un reloj ha sido sometido a diversas pruebas por un organismo oficial independiente, verificando que tiene una alta precisión.
El funcionamiento del cronógrafo
Ya hemos dicho que la función de cronógrafo incluye un mecanismo para iniciar, detener y poner a cero. Lo más común es que esto ocurra mediante la pulsación de botones, los que están conectados al mecanismo que opera el cronógrafo. Dicho mecanismo tiene la función general de acoplar los engranajes del cronógrafo al movimiento del reloj, a fin de obtener la energía necesaria para su funcionamiento, la cual, normalmente, proveniente del muelle.
De esta forma, el mecanismo del cronógrafo puede ser engranado o desengranado del movimiento principal, sin perturbar su funcionamiento, mediante un embrague, o clutch. Los dos mecanismos más comunes de activación del cronógrafo son la rueda de columnas (column wheel) y la leva con palancas (cam-lever).
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La rueda de columnas
La rueda de columnas es un rochete (rueda dentada giratoria) provisto de columnas o torretas en forma triangular (frecuentemente), con huecos entre ellas. Pulsar el botón activador hace que gire la rueda, permitiendo o impidiendo la entrada de palancas, o embragues de acoplamiento, en los huecos (posiciones entrantes o salientes). El movimiento de los embragues se traduce en el engranaje al (o desengranaje del) movimiento, controlando así la rueda de la manecilla de los segundos, así como las ruedas de las manecillas de registro de minutos y horas (de haberlas), conectadas entre sí mediante el puente del cronógrafo.
Cuando el cronógrafo está activo, la posición de la rueda de columnas impide que el mecanismo de puesta en cero sea activado de forma accidental. Una vez detenido, la palanca correspondiente puede entrar entre las torretas, activando el bloqueador para detener las manecillas. La puesta a cero depende de un martillo que golpea las levas en forma de corazón, regresando las manecillas a cero.
Los cronógrafos con rueda de columnas suelen requerir una gran precisión y, por lo tanto, ser menos comunes y asociarse con piezas de gama más alta, además de brindar una sensación más suave al operar los pulsadores.
Leva y palancas
A diferencia de los cronógrafos de rueda de columnas, cuyo funcionamiento depende del giro de la rueda, los cronógrafos por leva se basan en un movimiento de avance y retroceso generado por la leva, sobre la que actúan los pulsadores. Las palancas transfieren la acción echando mano del mecanismo de embrague, generando el engranaje al (o desengranaje del) movimiento del reloj. La puesta a cero funciona de manera similar, actuando sobre las levas en forma de corazón.
Los cronógrafos por leva suelen ser más comunes, pero en realidad no se asocian con una mayor o menor precisión en la medición del tiempo, en comparación con los de rueda de columnas y la elección de uno u otro se basa en la preferencia y/o presupuesto.
Los embragues
En ambos casos, un mecanismo de embrague es responsable de engranar o desengranar el cronógrafo y el movimiento del reloj. Existen dos tipos de embrague, horizontal y vertical, y cualquiera de ellos puede asociarse con la rueda de columnas o la leva.
En el embrague horizontal, la rueda que mueve la manecilla del segundero principal del reloj pivotea de forma lateral para engranar una rueda intermedia con la rueda del segundero del cronógrafo. Dado que una de las dos ruedas está en movimiento constante y la otra no, el engranaje no siempre ocurre de forma suave y perfecta, lo que puede causar un pequeño salto en la manecilla de los segundos cuando esta comienza a moverse.
Si bien el arrastre asociado con el embrague horizontal podría llegar a generar una reducción en la exactitud de la medición tras un largo periodo, su activación es mucho más vistosa si el movimiento es observable a través de un fondo de caja transparente.
En el embrague vertical, los engranes están integrados en el tren de ruedas, y se encuentran uno por arriba del otro. La activación del cronógrafo desplaza un par de brazos que se abren o cierran, desplazando verticalmente las ruedas, estableciendo o rompiendo el contacto entre ellas, iniciando o deteniendo el cronógrafo. Dado que las ruedas son parte del mismo tren, se produce menos arrastre y pérdida de la amplitud, se reduce el desgaste de las mismas, y se elimina el pequeño salto de la manecilla de los segundos.
Grandes complicaciones y funciones adicionales
Los cronógrafos pueden contar con complicaciones adicionales, por ejemplo, un cronógrafo con flyback (retour en vol en francés), en el cual, el conteo del tiempo puede detenerse y llevarse a cero al pulsar un solo botón, reanudándose al soltarlo, ahorrando cruciales fracciones de segundo.
Un cronógrafo recuperador (à rattrapante en francés, split-seconds en inglés) tiene dos manecillas de segundos sobrepuestas, y permite medir tiempos intermedios y comparar la duración de varios eventos que comienzan de forma simultánea: al terminar el primer evento se detiene el rattrapante y al terminar el segundo evento, la manecilla principal. Opcionalmente, tras registrar el primer evento, el rattrapante se sincroniza con la manecilla principal y se detiene de nuevo, tantas veces sea necesario, para medir varios eventos.
Los cronógrafos pueden acompañarse de diferentes escalas en sus carátulas o biseles para cumplir distintas funciones: los taquímetros se emplean para calcular velocidades midiendo el tiempo que toma recorrer una distancia definida; los telémetros determinan la distancia a un evento, midiendo el tiempo transcurrido entre ver el evento y escucharlo; finalmente, los pulsómetros calculan la frecuencia cardiaca midiendo el tiempo que toma detectar un número determinado de pulsaciones.