Hermès, ha logrado conjugar dos excepcionales savoir faire: el engaste nieve y la marqueterÃa de piedra, dando lugar a una colección de relojes joya de inspiración japonesa. El modelo del que les hablaremos en esta oportunidad es el Arceau Temari.
Una rica historia
Temari es un término japonés que significa âbola hecha a manoâ. Está vinculado a los kimonos, porque estas prendas de seda proveÃan del material necesario para fabricar las bolas, objetos de entretenimiento muy apreciados en la corte imperial.
Poco a poco, las costuras se convirtieron en bordados y los motivos se hicieron cada vez más sofisticados, tanto por la complejidad geométrica como por la armonÃa de color.
Las ancestrales bolas Temari inspiraron el estampado de un pañuelo de seda de Hermès, uno de cuyos motivos se reinterpreta ahora en la colección Arceau. Estos relojes, en ediciones limitadas, son de oro gris con diamantes engarzados con la técnica del engaste nieve. La carátula reproduce el diseño de una bola Temari y entremezcla los diamantes con marqueterÃa de ónix, nácar blanco, lapislázuli u ópalo.
El engaste nieve se confecciona sin establecer un plano predeterminado. Las piedras son seleccionadas y colocadas de una en una; cada garra se talla y cada grano se redondea para dar lugar a un conjunto armonioso y único. En la caja se engastan no menos de 700 piedras preciosas, para lo cual se precisa la maestrÃa de un experto engastador durante cerca de tres semanas.
La carátula de cada uno de estos relojes de excepción se ha trabajado con las técnicas del engaste tradicional de diamantes y de la marqueterÃa de piedra. De un bloque de piedra o de nácar finamente laminado se extraen placas de Ãnfimo espesor que se fresan para cada reloj. Se sigue un plano preciso en el que 20 minúsculos trocitos de piedra, de distintas formas y tamaños, se ensamblan uno por uno en la carátula previamente engastada. Se trata de dos operaciones que requieren gran precisión y destreza, puesto que a esta escala la piedra resulta particularmente frágil.
Cada pieza, como si se tratara de un rompecabezas en miniatura, se inscribe en un diseño que la trasciende. La riqueza de los materiales dialoga con la finura de los motivos y la tradición y el saber hacer se dan cita para otorgar el esplendor refinado del Japón imperial a cada una de estas piezas únicas.