La elegancia característica de Dior exhibe una vez más el movimiento de los vestidos de Alta Costura inspirado en los grandes bailes a través de una carátula que emplea: plumas, oro y diamantes, conjunto que reproduce un remolino ocasionado por un atuendo festivo que se balancea al compás de la música de fiesta.
La idea surgió de la predilección del fundador de la casa francesa por las celebraciones de la época, mismas que exhalaban feminidad y elegancia, es por ello que la colección VIII Gran Bal develada en 2011, continúa fiel al legado de su creador y se vale de la expertise relojera y joyera de los artesanos de la firma.
Su movimiento automático invertido, exhibe un baile de disfraces funcional, reproduciendo el vaivén de un vestido de fiesta al tiempo que recupera esta energía para transmitirla a sus indicadores. Esta versión propone plumas en tonalidades claras y a juego con la cerámica y los diamantes, un verdadero homenaje a la Haute Couture en Edición Limitada de 88 relojes.
«En lo profundo de cada corazón duerme un sueño. El modisto sabe: cada mujer que es una Princesa”.
Christian Dior