Este 2013 Vulcain trae una reinterpretación contemporánea sus modelos más gloriosos, permaneciendo fiel a sus universos históricos que son la inmersión submarina, la aviación y el empleo de los oficios como el esmaltado cloissoné.
Tras haberse mantenido alejada del escenario de Baselworld durante 33 años, la Manufactura Vulcain hace un retorno triunfal al prestigioso salón, la cita más importante de la relojería mundial. Para la célebre marca de Le Locle, ésta es una oportunidad para presentar sus últimas creaciones, que naturalmente están la altura de su leyenda, pero también para exhibir una tendencia generalizada en los últimos años, que para Vulcain jamás ha sido ajena.
La historia de Vulcain empieza en 1858, con el inicio mismo de la industria relojera suiza. En 1917, la MUBA, Feria Suiza de Muestras de Basilea, abre sus puertas por primera vez y la Manufactura se impone de manera natural como uno de los exponentes principales del sector relojero; manteniéndose así hasta 1980, fecha en la que se eclipsa temporalmente del escenario de Basilea. La marca de Le Locle ratifica hoy su gran retorno a este prestigioso recinto, convertido desde entonces en Baselworld, la cita más importante del mundo en relojería y joyería.
Manufacture Vulcain ocupa un lugar destacado en el universo de la Alta Relojería, gracias al reconocimiento de sus icónicos modelos y a sus movimientos mecánicos únicos.Esta sociedad, dedicada desde 1858 a la elaboración de relojes de lujo, se encuentra actualmente localizada en una de las casas solariegas de Le Locle, cuna de la relojería suiza, y sigue elaborando guarda-tiempos que han respondido constantemente a las diversas exigencias de las épocas por las que ha atravesado. El objetivo permanente de los maestros relojeros de la manufactura es innovar para proponer productos futuristas, explorando la rica historia de Vulcain para perpetuar sus habilidades y revelar su carácter original. Tal es el caso del esmaltado cloissoné, que requiere de la extracción del esmalte convertido a «polvo de colores», que posteriormente al mezclados con agua o aceite al ingresarlos al horno a cierta temperatura en repetidas ocasiones, adquieren la tonalidad deseada. Proceso sumamente complicado, al tiempo que se delimitan las superficies gracias a hilos de oro para la periferia de la figura que se desea formar.
Además del legendario calibre despertador Cricket, que a día de hoy sigue haciendo palpitar el corazón de los modelos icónicos de la marca, la manufactura supo imponerse proponiendo modelos clásicos y míticos vinculados a la fabulosa historia de Vulcain. En torno a estos dos pilares reveladores de su innegable poder evocador, la marca sigue forjando su reputación ejemplar. “La fuerza de una marca se basa en la realidad de su historia y en la verdad de su producto”, repiten con gusto en Vulcain. Este credo guía desde siempre la actividad de la manufactura. Ayer, hoy y mañana.