No cabe duda que la reinterpretación de las artes en la horología se practican en Fleurier, y es que derivados de la visión de Michel Parmigiani por preservar la relojería tradicional, sus conceptos y enseñanzas comenzaron a crear un nivel de expertise digno de posicionarse en el mismo escalón de las bellas artes.
Para muestra basta un dígito: 127 procesos de angulado al calibre de cuerda automática con microrrotor de platino expuesto en la parte frontal de la carátula, estos procesos han sido necesarios para exponenciar la belleza de la arquitectura tridimensional de este motor, que además posee 40 horas de trabajo artesanal para su decoración, y que ha sido desarrollado a partir de las estrictas normas y control del Cantón de Neuchâtel, en la zona de Fleurier.
El calibre PF705 de construcción extra-plana ha sido esqueletado a su máximo, y cada una de las platinas ha sido trabajada manual e individualmente a fin de crear una estética de suma elegancia, pero que conserve la pureza y el ADN de la marca. Asimismo y, contrario a lo que pueda pensarse, el conjunto sí cuenta con una carátula, que pasa desapercibida por tratarse de un cristal de zafiro completamente traslúcido, y únicamente montado en en aro metálico que servirá de base para la colocación de los índices aplicados en oro blanco o rosa dependiendo la configuración de su elección.
Finalmente, el modelo para caballeros se diferencia del destinado a las mujeres gracias a que en este último la carátula presenta una coloración tenue que replica la estética de su corona en madreperla. Así llegamos al final de la narrativa previa a lo que Parmigiani Fleurier presentará este próximo SIHH 2015, y no podemos esperar…