La evolución de TAG Heuer y su conocimiento en términos de movimientos y necesidades de sus clientes, los han llevado a diversificar sus estéticas y personalidades en cuanto a la amplia gama de configuración de productos, relojes, que ofrecen.
Es así que nos topamos con el Calibre 5 al interior de una caja Carrera, que late a 28,800 alternancias por hora y que carga de manera automática. Dicho motor le concede prestaciones de alta precisión, al mismo tiempo que puede ser admirado por su propietario al dar vuelta al reloj gracias a su fondo realizado en cristal de zafiro. Con esta pieza, solidificamos nuestro juicio al mencionar que los relojes de caja chica están en boga, en busca de un mercado que los está comenzando a buscar cada vez más. El bisel destaca gracias al oro macizo que utiliza para su construcción, brindado un look y apariencia extraordinarios, mientras que la estética se corona en punto de las 12 horas gracias al logo y emblema de TAG Heuer.