El año pasado fuimos testigos de nuevos pasos en la relojería de «FC», la dirección de manufactura y movimientos desarrollados al interior de la casa relojera brindaron frutos con miras al espacio, específicamente en homenaje a la Luna, satélite natural único de la Tierra, planeta en el que la relojería late gracias a un país llamado Suiza.
Este año, las nuevas versiones indican la continuidad de la colección y también el éxito de ésta, y es que cuando un producto/guardatiempo se realiza con pasión, no puede haber resultado adverso. Así lo hemos percibido específicamente en nuestro país, que cuenta con una gran aceptación por la relojería de este tipo: manufactura ginebrina.
Si bien el 2013 trajo una versión sumamente elegante de las indicaciones de la fase de la Luna, este 2014 contamos con nuevas versiones sumamente masculinas y acorde a la relojería contemporánea potente, transición que describe la marca como: «De ultrachic a ultradeportivo» y tiene razón.
Frédérique Constant se caracteriza por escuchar al mercado y a su selecta clientela, por adaptar su ADN a las preferencias de éste y entregar lo que «ellos o ellas quieren». Si nos basamos en la estética de la pieza en comparación con el año pasado, podremos observar que el azul de la carátula permanece, pero ahora se abraza gracias al acero de su brazalete diseñado con siete eslabones y una mariposa de seguridad, metal que se duplica en una caja –de 42 mm–, y que sirve para albergar al mecanismo FC-705, que dicho sea de paso ofrece 42 horas de autonomía.
El facelift otorgado al Slimline Moonphase Manufacture, sin duda será un éxito comercial en mercados más jóvenes, mientras que el reloj «original» continuará despertando emociones en un cliente más sobrio, que busca un sentido purista en el reloj que decide portar en el pulso.