¿Qué sería de un cirujano sin bisturí, o de un ingeniero sin los planos originales del arquitecto? Se imaginan ¿qué sería de un periodista especializado en relojes si la relojería fuera completamente digital? Lo mismo pasa con un viajero frecuente, el cambio de horarios de acuerdo al desplazamiento sobre los diferentes meridianos de la Tierra, desestabilizan su andar, generan cansancio y descontrolan su ciclo de sueño.
Desafortunadamente la relojería contemporánea no ha sido capaz de desarrollar un reloj que compense todos los “males” ocasionados por viaje trasatlántico, pero al día de hoy, Richard Mille ha presentado un reloj que posee la cualidad de orientar a su afortunado poseedor sin importar la zona horaria en la que se encuentre, y por si fuera poco lo ha dotado de tourbillon, el cual garantizará la precisión de la hora indicada a través de sus manecillas.
La aparente sencillez oculta un mecanismo técnico de extrema complejidad. Contrariamente a los relojes equipados con la misma complicación, el RM 58-01 no posee pulsador de ajuste para la modificación de huso horario, sino que la puesta en hora se realiza a partir de la rotación antihoraria del aro, lo que permite un ajuste mucho más rápido y efectivo. Basta con situar en las 12 horas el nombre de la ciudad donde se acaba de aterrizar, para definir de manera automática la hora local, así como la de las otras 23 ciudades del mundo gracias al realce graduado en 24 horas. Este disco negro y blanco permite distinguir las horas de noche y de día y realiza la corrección hora por hora automáticamente.