Uno de los personajes más carismáticos de la relojería, y consentido por nuestro país, ha dado el siguiente paso en la evolución de su colección «Cobra», que tal como lo prometiera durante el pasado SIAR, de la Ciudad de México, incorporaría un movimiento esqueletado poseedor de una particularidad realmente sorprendente.
Se trata de un mecanismo que no solamente se encuentra terminado a mano, sino también suspendido mediante un ingenioso sistema de muelles. La platina y los puentes biselados completan la experiencia visual incomparable exhibida a través de sus dos caras (superior y posterior) fabricadas en cristal de zafiro. Otra más de sus características, es el terminado en rodio que ha recibido el tren de engranaje, lo que supone un aspecto mucho más brillante que el de un movimiento tradicional, sin restarle durabilidad al mismo.
Como la mayoría de estos calibres, el método de carga es manual para el movimiento 18E, que late a una frecuencia de 4Hz, es decir 28,800 alternancias por hora, y que a su vez ha sido montado, ensamblado y terminado a mano, clara señal del savoir-faire característico que Franc Vila, un apasionado por la relojería, le imprime a cada una de sus creaciones.