Si hay una Casa relojera que tenga la capacidad de recuperar su pasado y vestirlo de contemporaneidad, ésa es Montblanc. Pues desde su legitimidad con Minerva, ha logrado imprimir el toque histórico de la relojería a piezas modernas y llenas de nuevas prestaciones.
En este caso la colección TimeWalker recibió un tratamiento especial durante 2017, y este foco de atención aún no termina.
La firma desarrolla una novedosa edición del TimeWalker Automatic Chronograph, y le dota de una nueva apariencia estética en términos de color y materiales que incluyen oro rosa y cerámica brillante, la cual refuerza su referencia a las carreras de motor.
Evidentemente, la inspiración proviene de Minerva y de los cronógrafos de alta calidad que se desarrollaron durante el siglo pasado para medir intervalos de tiempo. Y es que la manufactura creó cronógrafos capaces de medir 1/5 de segundo desde principios del siglo XX, luego aumentó la frecuencia para conquistar la décima de segundo y consiguió la centésima en 1936.
Hoy, la línea TimeWalker combina la construcción histórica con el brillante pasado del automovilismo deportivo y agrega una tecnología extraordinaria, códigos verdaderamente masculinos y materiales de alta resistencia y prestaciones como la cerámica.
Sin embargo, el oro rosa determina el propósito de la línea y el tipo de cliente al que se desea atrapar: un hombre elegante, maduro, apasionado de las competencias de motor y que anhela un objeto que posea total legitimidad abrazado a su muñeca.
Llama la atención la decisión por el color café para vestir la carátula, la correa de cuero con perforaciones e incluso el bisel de cerámica, pues pocas firmas se atreven a desarrollar un reloj de este color.
Mecánica
En el interior vibra el calibre MB.25.07, cronógrafo de remonte automático, puesto a prueba gracias al Montblanc Laboratory Test 500, a fin de garantizar la fiabilidad y rendimiento. El movimiento vibra a 4 Hz y brinda 46 horas de autonomía.