El mar en sí es un símbolo de fuerza, de oleaje, de historias de nereidas y de Diosas que ejercen la mística de un universo marino que no conocemos en su totalidad, pero que imaginamos y representamos en pinturas, en escritos, en películas y en la relojería. A la par del concepto de movilidad y desplazamiento comercial, los antiguos relojeros construyeron cronómetros marinos para eliminar el vaivén inherente a una embarcación que recorre el Atlántico, producto de ello una horología de mayor precisión y una experiencia de audaces recorridos.
Ulysse Nardin presentó en el 2001 un reloj que emula la comunión con el océano de manera contemporánea y con una personalidad única, su nombre fue Lady Diver y tal como su pareja masculina (Marine Diver), desarrolla una estética llena de fuerza y vitalidad, así lo exhibe su flamante carátula en madreperla, sus ondulaciones y sus hermosos diamantes, mientras que sus prestaciones incluyen un bisel unidireccional, hermeticidad a 100 metros e indicaciones de horas, minutos, segundos y fechador a las 6 h, todo posibilitado gracias al calibre UN-815 de carga automática con reserva de marcha de hasta 42 horas.