El mar y los océanos se rompen y se rinden ante una pieza de relojería totalmente legítima en términos de los Dioses acuáticos, fundada por Ulysse Nardin en 1846, la Casa de Alta Relojería surge con una inspiración de devorar la mar y consagrarse como una de las manufacturas que realizaba los mejores cronómetros marinos. Y es que imagínese vivir en el siglo XIX y desplazar mercancías o realizar viajes trasatlánticos sin una guía correcta, ni un instrumento preciso que indique de manera confiable el momento exacto en el que se encontraba la embarcación y su tripulación, y cruzándolo con las líneas de la Tierra para llegar en tiempo y forma a su destino.
Bueno, esto sucedía en aquel entonces, y si por alguna razón nos quedáramos sin navegadores en alta mar, un instrumento como éste nos sacaría del apuro sin problema alguno, pero viéndose y presumiéndose cada día más bello, a razón de las nuevas tecnologías.
Su estética ostenta la emblemática ancla en punto de las 2 h, mientras que su carátula aparece con motivos de oleaje que despiertan el movimiento de las horas y minutos, al tiempo que los segundos y la fecha se despliegan a las 6 h por medio de una subcarátula, pero también la reserva de marcha engalana las prestaciones de la pieza en posición de las 12 horas.
Finalmente, debemos mencionar que la hermeticidad y la corona a rosca, hacen equipo con el fondo atornillado para entregar una cifra ideal para cualquier actividad profesional de buceo, es decir: 300 metros de sellado garantizado. Ideal para portar el fin de semana, para acudir a la mar o abordar el yate de competencia, Ulysse Nardin Marine Diver, en su nueva configuración, propone una estética deportiva, indomable y con espíritu de Capitán.