Bell & Ross creó el concepto «X» a partir de 2014, utilizándolo para desarrollar relojes experimentales. Sin embargo, este 2017 nos presenta una referencia de alto valor estético y mecánico, con torbellino de 60 segundos y calibre mecánico automático con micro-rotor.
Este ejemplar, BR-X2, emplea el calibre BR-CAL.380 completamente diseñado por la firma de relojería de origen francés y en forma de cuadrado. Las dimensiones totales se extienden hasta los 42.5 mm de diámetro por cada lado, mientras que el movimiento es extraplano, lo cual hace que se despegue apenas 4.05 mm de grosor en la muñeca.
Llama la atención la estética general de la referencia, que bien podría ser ejemplo de un movimiento Bauhaus en donde la forma obedece a la función. Y es que el estricto sentido en el que los indicadores se exhiben, el torbellino hace lo propio en posición de las 6 horas y la carátula se presenta de forma industrializada, privilegian la lectura y minimalismo general de la pieza. No le sobra ni hace falta nada. Su caja es de acero inoxidable, mientras que un cristal de zafiro complementa la experiencia extendiéndose hacia los costados de la caja.
Precisión garantizada
Para realzar, tanto la pureza estética como la proeza técnica, los diseñadores del BR‑X2 han jugado la doble carta de la sencillez y la eficiencia. Así, este reloj de dos agujas despliega las horas y los minutos con una precisión excepcional, gracias a un tourbillon volante que compensa las fuerzas gravitatorias de la atracción terrestre.
Se abraza al pulso mediante una correa de aligátor de color gris, mientras que la limitación le entregará a 99 afortunados, no más.