Corrían los años sesenta cuando Rado decidió crear un reloj que pudiera resistir, durar y deslumbrar más que cualquier otro que estuviera en el mercado, justo cuando crecía su misión de convertirse en el “Maestro de los materiales”. Así surgió el DiaStar, hoy un clásico de la relojería.
La participación de Rado en la Design Week –la organización que promueve el diseño local en México–, fue el pretexto ideal para que la marca exhibiera las piezas más representativas de sus colecciones Le Corbusier, Great Gardens of the World, True Thinline y True Square, entre otras.
Fue en la Design House, una residencia ubicada en la Ciudad de México, que fue restaurada y remodelada por profesionales de la arquitectura, interiorismo y, por supuesto, diseño, donde se crearon espacios específicos para admirar estas piezas y descubrir los relojes conmemorativos del 60 aniversario del DiaStar coronadas por una especial desarrollada en colaboración con el diseñador suizo Alfredo Häberli, es así como Rado nuevamente une tecnología, materiales y diseño.
DiaStar Original 60-Year Anniversary
El objetivo era renovar el modelo, con cambios sutiles a la par que notables para conmemorar su 60.º aniversario, el reto, conservar el marcado carácter de su predecesor y, a la vez, incorporara las últimas y más selectas innovaciones.
La pieza especial, está elaborada en Ceramos™ con cepillado radial, cantos pulidos y diversos detalles situada sobre una caja monocromática de acero inoxidable a juego, también incluye un cristal de zafiro con facetas hexagonales a modo de conmemoración de las seis décadas desde el lanzamiento del reloj original.
Ha sido equipado con el mecanismo automático Rado R764 con 80 horas de reserva de marcha y una espiral de Nivachron™ antimagnética que garantiza que la medición del tiempo sea fiable y precisa. El reloj está disponible en una versión Anniversary Edition y en otra versión DiaStar Original convencional con un cristal de zafiro facetado con franjas paralelas, un brazalete de acero inoxidable pulido y cepillado con eslabones en “H” y una carátula con una variada paleta de colores.
El origen del nombre DiaStar
En los sesenta los relojes simplemente eran bellos y funcionales, en el mejor de los casos. Rado revolucionaría ese concepto: la durabilidad y la resistencia extrema también eran factores a tener en cuenta por los compradores. En esa época de posguerra, el mundo estaba lleno de acción y emociones, lo que indicaba la existencia de peligros y dramas adicionales: un reloj verdaderamente diseñado con ese propósito debía ser capaz de durar más que casi cualquier otro objeto. Tenía que ser tan duro como el diamante y brillar como una estrella prácticamente para siempre, después de años de uso. La caja del reloj estaba elaborada con una aleación de carburo de tungsteno excepcionalmente resistente, denominada “metal duro”, que era un auténtico hito del sector y confería a la caja un brillo excepcional.
Incluía un cristal de zafiro, como los que se estaban empezando a usar en mayor medida en la industria relojera, gracias a las mejoras en las técnicas de fabricación a gran escala. Cada vez más, el cristal de zafiro se estaba convirtiendo en el material de referencia para la fabricación de relojes debido a su resistencia y durabilidad.
Esa resistencia propia del diamante (en inglés, “diamond”) y ese brillo propio de una estrella (en inglés, “star”) convirtieron el nombre “DiaStar” en una elección absolutamente natural. La ingeniosa fusión de esas dos palabras se transformó en el evocador nombre del modelo desde entonces y hoy sigue despertando emociones.