Fue en 1956 cuando el Oyster Perpetual Day-Date se posicionó como una de las piezas más elegantes y deseadas por los amantes de la relojería mecánica. Desde entonces, Rolex ha cultivado un mensaje de elegancia ofreciendo piezas exclusivas, creadas con el fin de satisfacer las necesidades del cliente más exigente.
Partiendo del éxito e innovación del primer reloj de pulsera capaz de mostrar la fecha y el día de la semana de una forma inmediata, la Casa Relojera reinventa su línea con el reloj Day-Date 40, también conocido como “The President´s Watch”. Este modelo está dotado de un calibre 3255, un nuevo movimiento mecánico que posee la certificación de: Cronómetro Superlativo, efectivo para sus modelos de colección regular a partir de la línea 2016. ¿El resultado? Una pieza que garantiza un rendimiento extraordinario y de mayor precisión, tanto que reduce el rate de COSC hasta en 6 segundos, para una desviación diaria de +2 -2. Conozca más de este calibre 3255, desvelado en Baselworld 2015, AQUÍ.
El diseño atemporal del Day-Date 40 muestra una evolución histórica por medio de nuevas asas y carrura refinadas, que a su vez integran una gran apertura dentro de la carátula con el fin de complementarse a la perfección con el brazalete President, el cual fue creado para el Oyster Perpetual Day-Date en 1956.
La exclusividad y el prestigio que caracteriza esta colección dedicada a la elegancia y la precisión, recae en la caja elaborada, ya sea en platino 950 o en oro de 18 quilates. Ofrece además un bisel con diferentes acabados, de entre los que destaca el tradicional estriado, el acabado pulido o la versión engastada con piedras preciosas (36 mm con calibre 3155). La carátula ha sido embellecida por el savoir-faire tradicional de la firma, mientras que nuevos indicadores hacen que la pieza se convierta en un símbolo de masculinidad, sin perder un ápice de exclusividad.
Este reloj se «ata» a la muñeca por medio del brazalete President de tres eslabones semicirculares a juego con el material de la caja, al tiempo que dicho modelo recuerda la legitimidad con la que los grandes mandatarios le han portado, más allá de formar parte del tradicional y apasionante mundo del golf, que tiene a la precisión como máximo aliado.