¿La relojería es un arte? –Sí–.
La tarde de ayer nos asombrábamos con la Ref. 57260 de Vacheron Constantin y sus 57 complicaciones, una obra maestra de la mecánica. Pero no todo lo grandioso debe ser tan complejo, y la relojería lo entiende así. Tan majestuoso es un tres manecillas con carátula sobria y fondo oculto, que un mecanismo esqueletado o un cronógrafo resistente a las inclemencias del océano. Es decir, en gustos y necesidades se rompen géneros, por lo que la relojería en general es un arte de acuerdo al juicio del espectador/coleccionista.
Habiendo dicho lo anterior, Bell & Ross irrumpió en la relojería en 1992 con la finalidad de ofrecer una idea fresca y juvenil, con carácter y espíritu diferentes. Producto de la creatividad de Bruno Belamich y de la gestión de negocio de Carlos Rosillo, cada año nos sorprendemos más con las piezas propuestas por esta Casa de corazón francés, pero de construcción suiza.
BR-X1 Chronograph Tourbillon
Dos ediciones: en titanio limitada y oro rosa limitadas a 20 ejemplares, han sido propuestas para el segundo semestre de 2015, dando inicio a una dualidad de complicaciones que se miran y funcionan muy bien: cronógrafo y tourbillon. Prueba de la experiencia y expertise adquiridos en los últimos años.
Este nuevo capítulo en la familia se posiciona como el más complejo realizado hasta la fecha al interior de esta serie. De robusta y masculina caja –de 45 mm– de diámetro hecha en titanio u oro rosa de 18 quilates, la pieza es animada por el movimiento con tourbillon y cronógrafo de cuerda manual calibre BR-CAL.283, conformado por 282 piezas con 35 rubíes, mismo que late a una frecuencia de 21,600 alternancias/hora y posee una reserva energética de cuatro días.
Asimismo, ambas piezas añaden la posibilidad de recibir 46 diamantes talla baguette para 2.3 quilates engastados directamente en el bisel, logrando con ello un look sofisticado y brillante, tanto como la dualidad del torbellino y el cronógrafo en el apartado mecánico.
Estética
Sus códigos no se despegan un milímetro de la filosofía de la marca, pues su caja goza de una geometría excepcional, cuyos pulsadores para el mando del crono han sido integrados de manera brillante a fin de continuar las líneas rectas del conjunto. Asimismo, el fondo de cristal zafiro deja mirar la mecánica de la pieza, mientras que el esqueltado del movimiento añade espectacularidad a la referencia gracias a sus acabados satinados, pulidos y achaflanados, terminados de acuerdo a la estricta relojería suiza de alta gama. Finalmente, sus indicadores entregarán la información de las horas, minutos, segundos (2 h), totalizadores de 30 minutos y de horas, mientras que la reserva energética aparecerá en punto de las nueve y el tourbillon volante hará lo propio robando las miradas a las 6 horas. Abrazado a su pulso mediante una correa de piel de aligátor o de caucho vulcanizado, el BR-X1 Chronograph Tourbillon le hará lucir mejor en sociedad…