A lo largo de las últimas décadas, los últimos 40 años para ser más exactos, la sociedad ha experimentado una marcada evolución con respecto a su manera de percibir los bienes o artículos que desea poseer; no trato de hacer un análisis profundo ni mucho menos, simplemente me baso en las diferencias de los productos llamados «de lujo», hoy en día.
¡¿Quién dice que un buen reloj con sello Swiss Made no puede tener colores llamativos ni abrazarse a la muñeca gracias a una correa de textiles ultra-resistentes?! ¡¿Quién se atreve a decirme que no puedo comprar un movimiento con certificado de cronometría y al mismo tiempo presumir mi predilección por las calaveras?! Los seres humanos tenemos diferente tipo de gustos y satisfactores, y es labor de la relojería, y de cualquier otra industria, prestar atención a dichos requerimientos para adaptar sus productos a un nicho de mercado que desea portar esta mezcla en su muñeca, sin perder el savoir-faire, claro está.
CORUM atiende a su público y dedica ediciones especiales, seriadas y limitadas de su colección más deportiva, hablamos del legendario reloj de los mares llamado Admiral´s Cup, cuyo «lienzo» perfecto –de 48 mm de titanio– da rienda suelta a la creatividad y posibilita el diseñar una pieza que exhibe calaveras a lo largo y ancho de su carátula al tiempo que replica este dibujo sobre el fondo de cristal de zafiro y deja admirar una masa oscilante color naranja. Sumamente deportivo, el cronógrafo es animado por el movimiento automático CO753 con certificado de COSC y resulta hermético hasta 300 m de profundidad.
Espera, aún hay más, la versión en oro rosa del Black Skull está limitada a 33 piezas, y no solo se ve bien, ¡¡¡se ve increíble!!!
La definición del lujo se ajusta a los conceptos propios de cada persona, que lo mismo podrá desear un tres manecillas de oro amarillo y carátula opalina, que un reloj súper deportivo con estilo «badboy».