Si hablamos de JEANRICHARD mencionaremos que se trata de vivir la relojería, y más allá de contarla, debemos portarla en consecuencia. La casa surge en 1681, justo cuando Daniel Jeanrichard decide ensamblar los primeros guardatiempos de la historia en el cantón de Neuchâtel.
Así pues, el mismo espíritu pionero de nuestro personaje es replicado hoy día gracias al CEO de la compañía, Bruno Grande, quien ha decidido que los instrumentos generados en La Chaux -de- Fonds obedezcan a una calidad suprema, pero también a una estética que invite a portarlos y a vivir la marca. Presentado en el ferial más amplio de la relojería, Baselworld 2014, la nueva configuración del 1681 exhibe un tratamiento PVD color castaño para su caja de acero inoxidable, mientras que al interior late un movimiento automático de manufactura seriado JR1000, que anima: horas, minutos, segundos y fechador con precisión excepcional.
Asimismo su elegante, pero sport configuración, invita a que un sinnúmero de coleccionistas y/o apasionados al arte de medir el tiempo, puedan acercarse a la marca para recibir las excepcionales prestaciones de una filosofía que asciende rápidamente a partir de la gestión por parte de Kering, y a la gran visión de Michele Sofisti, amigo de esta redacción.