Las mujeres siempre estamos buscando objetos que nos ayuden a resaltar nuestras virtudes y que nos hagan lucir aún mejor y nuestros mejores aliados en esto, siempre serán los accesorios. Estos pequeños, o en ocasiones grandes elementos, nos dan un toque interesante y le dan vida a nuestro outfit.
Bien sabemos que las piedras tienen propiedades energéticas y cristalizan las virtudes que les atribuimos y qué mejor noticia que la que recibimos hoy, Cartier nos presenta su nueva colección Amulette, una creación joyera con una carga emocional. Como un talismán, o una promesa que revela, a quien sabe escuchar, un deseo, un mensaje secreto susurrado en lo más íntimo.
Amulette de Cartier está formada por piedras naturales y únicas –cada una es diferente-, y son portadoras de un deseo que promete liberarse. Ópalo, lapislázuli, malaquita, cornalina, crisoprasa, nácar y ónix, rodeadas de oro con la belleza y experiencia que la Maison posee.
El simbolismo de las piedras
El ópalo, para la alegría de pertenecer a este mundo, la sorpresa de un encuentro y el corazón que late con la caricia de una palabra tierna, una sonrisa que ilumina y el instante que se hace eterno…
La malaquita, la piedra de los viajeros, para la suerte y la esperanza, la esperanza loca que guía y conduce, para las oportunidades que surgen, la sorpresa que irrumpe, el éxito que se anuncia…
El lapislázuli, fragmento de cielo atrapado, joya azul de eternidad, para el tesoro infinito de las riquezas del mundo, promesa de ternura, sabiduría y confianza…
La cornalina, cápsula de brasa, para la energía contagiosa, para el entusiasmo que da alas, el buen humor que llena de música la vida, para el placer del momento presente, la inteligencia de la sensación y el deseo…
El nácar sedoso con sus reflejos de infancia, para la delicadeza del gesto y de la mirada, la precisión de una palabra cariñosa que tranquiliza, para las manos que se enlazan, la bondad atenta…
La crisoprasa, resplandor vivo de lo vegetal, para el impulso que eleva y la fuerza de lo que se hace realidad, para la armonía que se propaga, la creatividad que ilumina…
El ónix, piedra de fuerza absoluta, para el valor de no perder la fe a pesar de los obstáculos, para la perseverancia y su imperiosa exigencia, para la certitud de lograrlo, para la intuición sutil que lleva hasta donde hay que llegar…