Hace un siglo, sigilosa, precisa, fuerte, elegante y hermosa apareció por primera vez la pantera de Cartier en un reloj de pulsera.
Con el paso de los años se fue marcando con mayor fuerza el trazo de lo que se convertiría en un ícono para la Maison, no solamente en el aspecto estético sino como una definición total y clara del carácter de una mujer independiente, libre, creativa, original y exigente.
Jeanne Toussaint, colaboradora cercana de Louis Cartier y Directora de Creación de la Alta Joyería en Cartier en 1933, tenía todas estas características, así que se convirtió en la primera musa del creador, a ella seguirían mujeres como la Duquesa de Windsor a quien en 1959 Cartier le realizó el primer brazalete Panthère.
El reinado de la pantera en el 2014
Este año la pantera de Cartier vuelve a destacar por su presencia extraordinaria y moderna hechizando con su presencia. Figurativa, gráfica, juguetona, dulce, salvaje, lasciva, feroz o cinética: multiplica las sorpresas, fiel a su aura de audacia y sofisticación joyera.
Son 56 piezas, las que conforman esta colección donde la heroína reina como felino absoluto de diferentes maneras y estilos..
Magnífica, en sortija “vanités”, como una radiografía de ella misma esqueletizada de oro…
Devastadora, cuando lanza su puño de elegancia desatada, de una falange de la mano a otra…
Op art, en su versión literalmente celular… Ya no hay cuerpo, ni hocico, solo un motivo joyero de diamantes y de manchas de ónix para un brazalete tribal.
Joyas de un gran savoir-faire que extraen su vitalidad creativa de la energía de la fiera totémica de Cartier.
El trabajo detrás de cada creación
La fascinante realización de una pantera supone una visión en tres dimensiones, un enfoque escultórico y anatómico del cuerpo que supera lo ornamental.
En una pantera, todo se analiza y se detalla: el espacio entre el hocico y los ojos, la curva que rodea el ojo, la mejilla abombada pero no demasiado para no acotar el ojo. Los ojos, sus proporciones y su implantación determinan el carácter de una pantera.
Las orejas no deben estar ni demasiado erguidas ni demasiado bajas, con pavé por fuera y pulidas por dentro.
Las patas, empezando por los detalles de cada dedo, según si está rodeado de un filete, un trazo grabado o un pavé, son fruto de una larga elaboración.
Por ejemplo, las manchas contribuyen a determinar el volumen, acentuándolo o disminuyéndolo en favor de un juego. De formas poligonales, triangulares o romboides, las manchas marcan el ritmo, respetan la musculatura del animal y también permiten crear una impresión de perspectiva según estén en primer plano o se alarguen en un segundo plano, dando así la impresión de huida, de un animal en movimiento, de adelante hacia atrás.
¿Cómo se forma cada pieza?
En primera instancia, un artesano grabador esculpe el animal en un bloque de cera verde. Esta libertad en el trabajo de la materia permite al escultor plasmar todavía mejor la sutileza o la potencia de un movimiento del animal.
De hecho, un dibujo, por muy perfecto que sea, solo posibilita la visión plana, y por ende parcial, del objeto. Por su parte, el modelado en forma de escultura de cera moldeada y trazada en el metal permite conservar el dominio técnico y estético.
Una cera gracias a la cual el joyero puede estudiar el juego de las piedras entre ellas, ¿qué colores ensamblar?, ¿qué eco descubrir entre ellas?, ¿en qué ángulo de la piedra?
Esta cera con la que el joyero realiza un molde de metal, puede engastarse posteriormente con miles de piedras que se incrustarán modelando los músculos, las patas y la cabeza con brillantes.
Tradicionalmente, las piedras empleadas evolucionan del zafiro a los diamantes y el ónix para emular el pelaje, las esmeraldas o los granates para los ojos.
Las manos expertas del lapidario tallan estas manchas a mano, una a una. Cada mancha puede representar hasta una hora de trabajo. Cada una es irregular para proporcionar más movimiento y más vida al felino.
El engaste pantera
Captada en todas sus actitudes, se abalanza, ruge, salta, se yergue… cuando no alardea de su orgulloso pelaje de brillantes, interpretación magistral del engaste de manchas llamado “poil” (pelo), cuyo secreto de fabricación Cartier domina a la perfección. Un engaste especialmente adaptado al tema de la pantera, ya que la piedra está cercada con minúsculos hilos de oro que se doblan sobre ella para reproducir el pelaje del animal.
Un engaste inimitable con una mise à jour en nido de abeja, un pavé escultura y decorados de ónix o de cabujones de zafiro.
El arte del engaste consiste en dar al pavé, en volumen, un aspecto continuo que realce, que exalte sin aplastarlo, cada aspecto del animal… El metal se borra, el movimiento permanece.
Para dar al animal su forma definitiva, el joyero ensambla posteriormente sus multiples articulaciones.
Estas distintas operaciones (escultura, fundición, empedrado, engaste, montaje del animal articulado) requieren más de un año de trabajo en el caso de algunas piezas.