¿Quién se atreve a realizar una colección de joyería inspirada en el desierto?
Cartier, que rompe los esquemas de la orfebrería y los límites de la creación humana para rendir homenaje a uno de los ecosistemas más complejos y misteriosos del planeta.
Contraria a la creencia que asegura que en el desierto no hay vida, la vegetación y los animales de adaptan a las pocas condiciones de humedad, mientras que el Sol no deja espacios para la sombra, lo que sugiere una flora de extrema resistencia.
La naturaleza supo adaptarse, y por antonomasia el cactus, de la familia cactáceas, ha desarrollado características sorprendentes al tiempo que exhibe una belleza muy particular. Su color verde está definido por la fotosíntesis, mientras que gran parte de esta planta está formada por el tallo.
Cartier rinde tributo a la forma seductora del cactus gracias a una nueva colección de joyería, que juega con las formas geométricas y con los cortes verticales que presenta la cactaceae. En cuanto a la línea, encontramos diferentes piedras que se acoplan a estructuras de oro amarillo, nos referimos a la esmeralda, la crisoprasa, el lapislazuli, la cornalina y, por supuesto los diamantes, divididas en diferentes especies: una flor sin espinas, belleza del desierto y flor rebelde. Cada una de ellas presenta anillo, collares, pendientes, colgantes y brazaletes.