Hay quienes se declaran con flores y otros con joyas. La intención es entregar de manera simbólica el corazón, por ello Caroline Scheufele ha convertido justo al corazón en el emblema de Chopard.
En esta ocasión les presentamos creaciones consideradas entre las colecciones de alta joyería por su excepcional pureza.
Para cada una de ellas la casa ginebrina ha elegido unas gemas de incomparable esplendor. La esmeralda y el zafiro se unen a la fiesta de los enamorados. Estas piedras, montadas en sortijas de oro blanco, talladas en resplandecientes corazones, parecen surgir de un entrelazado de diamantes.
En cuanto a la más famosa de las piedras preciosas, mantiene el puesto de honor en este resplandeciente brazalete de gran delicadeza. Se trata de un auténtico encaje realizado en oro blanco y formado por corazones delicadamente tallados y engastados de brillantes, entre los que destacan unos magníficos diamantes talla corazón.